No le tembló el pulso al Atlético en Getafe, en donde dio otro paso firme hacia su objetivo, con susto incluido. Diego Costa salió del campo en camilla tras chocar su tibia con el poste después de marcar el segundo tanto (0-2). Al final todo quedó en una herida. La victoria le permite a los rojiblancos darse el lujo de tropezar en una de las cinco jornadas que restan para el final del curso liguero sin tener que bajarse del podio. El Atlético aventaja al Madrid en tres puntos, con la diferencia de goles a su favor, y al Barça en cuatro.

La cara de felicidad de la afición atlética se congeló en el minuto 84. Diego Costa, que regresaba al equipo tras una lesión muscular que le impidió jugar ante el Barcelona en Champions, cerraba el partido con el segundo tanto de su equipo. Pero al rematar el centro de Adrián su pierna izquierda chocó con mucha fuerza contra el palo derecho de la meta defendida por Codina. De la tibia del delantero manaba sangre. Inmediatamente, Filipe Luis pidió el cambio para, posteriormente, echarse las manos a la cabeza.

El reloj del Atlético se detuvo. También el corazón de los seguidores, a los que se le puso un nudo en la garganta. Costa se echaba las manos a la cabeza y se tapa su rodilla como no queriendo ver la realidad. Fueron unos minutos de auténtico pánico. Nadie descartaba que pudiera tratarse de una lesión grave. Al final no lo fue. "Solo tiene una herida", decía un tuit del club. Antes del incidente de Costa no había sufrido Simeone, pese a que el Atlético no ganaba en Getafe desde la Liga 2008-2009. Se adelantó con tanto de Godín y va camino del título.