Un partido solvente del Atlético de Madrid y los goles de Griezmann, también asistente, de Godín y Koke sometieron al Sevilla, doblegado sin matices, apretado en el tercer puesto y alejado de forma definitiva de la pelea por el título de Liga.

El Atlético fue mejor por ambición, ocasiones, juego, intención y convicción que el conjunto andaluz, que se marchó del Calderón con un gol anecdótico en el tramo final, de Correa, con todo ya decidido, con solo dos puntos de ventaja sobre los rojiblancos y con la diferencia particular, además, perdida.

El inicio del Atlético fue potente. Lo tenía claro el equipo madrileño y lo intuía el Sevilla. Por eso, el primero propuso una velocidad trepidante en cada ataque, en cada presión, en cada transición, dispuesto para encerrar a su adversario. Y, por eso, el segundo lo esperó con prudencia, armado atrás, a la expectativa.

En el minuto 36, cuando todo ya parecía algo más equilibrado desde cuarto de hora antes, cuando el Sevilla, con un sistema cambiante en las posiciones de sus futbolistas, con Nasri descargado de obligaciones defensivas, ya tuvo solventado el arrebato con el que comenzó el Atlético y se asomó en el otro área. Lo hizo poco, sin profundidad ni constancia todo el partido. En un detalle inesperado, en un encuentro de tal magnitud, se encontró con un gol de Diego Godín.

Desde el banquillo mostró el Sevilla cierta intención para el segundo tiempo con la entrada de Jovetic por Lenglet. Nada inquietante para el Atlético, con la mente mucho más despejada en ataque. Griezmann hizo un golazo de falta a la hora, Torres volvió a jugar y Koke hizo el 3-0 antes del anecdótico 3-1 de Correa.