El reloj ayer marcó las 16.50 horas en la Estación Delicias de Zaragoza. Quedaban segundos para que el AVE procedente de Madrid entrase en el andén. Los ojos de su padre, Jaime, y sus dos hermanos, Lorenzo y José Jaime, brillaban cuando, desde lejos, vieron que Salma Paralluelo subía la rampa del andén con la medalla de oro colgada en el cuello después de haber ganado el Campeonato del Mundo con la selección sub-17. Ahí estaba ella. Sonriente y nerviosa al mismo tiempo. Sorprendida al ver que tanta gente esperaba su llegada. Entre ellos estaban Rubén y Carmelo Alcaine, del Zaragoza CFF, que le entregaron un ramo de flores.

«Estoy súper bien, súper emocionada. Todavía no me lo creo del todo». Fueron sus primeras palabras nada más pisar suelo zaragozano. «Tengo muchas ganas de estar con la familia y los amigos para celebrar el título», continuó la campeona del mundo. Han pasado siete años desde que Salma dio sus primeros toques a un balón en el patio del colegio Calixto Ariño de Zaragoza. Un diamante comenzaba a pulirse, a la par que dedicaba tiempo para hacer los deberes. Más de un lustro después, la zaragozana es futbolista y atleta a partes iguales, sin dejar de lado los estudios.

El 2018 será un año para el recuerdo. Salma llegó a Uruguay dispuesta a seguir haciendo historia con La Roja. Se coronó reina de Europa en mayo, al derrotar a Alemania por 0-2. El periplo en tierras lituanas le sirvió para coger experiencia y consolidarse en el combinado que comanda Toña Is. A pesar de no tener la edad necesaria para debutar con el primer equipo, la seleccionadora no tenía dudas. La banda izquierda tenía dueña. En octubre llegó el premio gordo. El teléfono sonó con muy buenas noticias: mundialista con solo 14 años. Casi nada.

El torneo arrancó y la joven Salma sopló las velas el pasado 13 de noviembre alejada de su familia. La más pequeña de la plantilla cumplía 15 años, y quería celebrarlo con el mejor regalo posible. Ronda a ronda, llegó el sábado 1 de noviembre del 2018. Una fecha inolvidable. De sus botas, mejor dicho, de su cabeza, nació una buena asistencia para que su compañera, Claudia Pina, endosara el primer gol. «Debutar en un Mundial es algo que siempre quise hacer, y además conseguí marcar un gol. Es algo por lo que también estoy muy ilusionada» apuntó ayer Salma.

El final ya lo conocen. Aunque la jugadora apenas tendrá tiempo para descansar. Las obligaciones vuelven a copar los huecos de su agenda, y la primera de ellas será mañana. El Zaragoza CFF juega la próxima jornada de Liga en casa contra el Europa a las 12.30 horas. «Cristian Aleza (el entrenador) me dijo que quería que debutase en este partido, ahora que ya puedo, y estoy ilusionada por poder aportar todo lo que pueda al equipo», exclamó.

La victoria en el Mundial no le ha quitado el hambre de éxitos. La gacela, así la llaman sus compañeras, acaba de cumplir 15 años, y apunta alto. «Me gustaría acudir a las categorías superiores, la sub-19 o más allá, aunque mi prioridad es continuar disfrutando del fútbol».