El vitoriano Juan Carlos Nájera es un apasionado de la BTT. En su juventud disputó pruebas de aventura por todo el mundo. Hace 17 años tuvo una brillante idea: organizar una mini París-Dakar en España. El territorio ideal serían los desiertos aragoneses. Había nacido la Orbea Monegros BTT. «Atraído por el desierto, me desplacé para conocer el territorio y me gustó», afirma Nájera, que es el director de la prueba. El primer año arrancó en Grañén y participaron 450 deportistas. Mañana se celebra la decimoséptima edición y 8.000 ciclistas partirán desde Sariñena.

Nájera define esta cicloturista como «la fiesta del mountain bike en Europa. El recorrido largo tiene 118 kilómetros y el corto suma 88. Ambos comparten los mismos paisajes del desierto vivo de Europa que evocan aventura por todas sus latitudes. La maratón saldrá a las 12.00 horas y la media maratón a las 13.30 horas. En la primera participarán 6.000 corredores y, en la media maratón, 2000».

La carrera está pendiente de la incierta climatología. «Hemos comenzado la cuenta atrás mirando al cielo como los agricultores. Todo el trabajo de un año queda pendiente de un hilo. La previsión era de agua y eso te rompe todo. El tipo de barro que se forma en Monegros es muy arcilloso y es imposible dar una pedalada», indica.

La filosofía de la carrera es que sea una fiesta de la bicicleta. «Hoy es la número uno en Europa en BTT. Lo bonito es que la gente viene a disfrutar, ve un paraje singular y todos están con ganas de venir. Hay multitud de anécdotas, como el que le ha pedido la mano a su mujer en la carrera. Digamos que somos una pequeña familia», reconoce.

Gran demanda

Cuentan con 8.000 participantes. «Pero se han interesado por correr hasta 15.000. El 15 de diciembre abrimos las inscripciones a las doce del mediodía y a las ocho de la tarde tuvimos que cerrar. Ni Sariñena, ni la Comarca de los Monegros, ni las pistas por donde transcurre dan más de sí. Es todo pista amplia y no podemos meter a tanta gente por senderos. Técnicamente es asequible para todo el mundo», explica.

El escenario no puede ser más idóneo. «Las primeras ediciones la gente preguntaba si había arena. Pero los Monegros es un desierto más demográfico que geográfico. La gente que viene por primera vez se lleva una sorpresa porque hay una gran parte del recorrido que transcurre por campos de regadío y es verde».

La subida más dura de la maratón está en el kilómetro 34 con el ascenso a Piedrafita, que tiene una longitud de siete kilómetros. «La máxima dificultad es la climatología. El año pasado hizo cierzo con ráfagas de 78 kilómetros por hora». Con los años se ha variado el recorrido. «Pero en las últimas ediciones no se ha cambiado porque lo más importante es la seguridad. Todos los involucrados en el evento conocen el recorrido y saben las salidas alternativas para evacuar al personal o dónde tenemos los puntos más débiles donde necesita más ayuda el corredor», afirma.

El dispositivo lo componen mil personas que velarán por la seguridad de los participantes. El primero de la maratón terminará en unas cuatro horas. Vienen ciclistas de Portugal, Andorra, Italia, Bolivia y Argentina. También participan Óscar Pereiro, ganador del Tour de Francia del 2006, Ibón Zugasti, campeón del mundo de descenso, y Milton Ramos. «La primera edición vino Claudio Chiapucci y el año pasado participó Miguel Indurain». Se cuida con mimo la señalización del recorrido de la prueba. «Balizamos con el máximo cuidado para que no se nos pierda ningún corredor. Está cerrado al trafico. Algunas señales se pusieron el viernes pasado y se empezó a marcar el lunes», concluye.