Javier Pérez y Agustín Rodríguez no tuvieron demasiada suerte en su aventura en el Karakorum. Los alpinistas de Montañeros de Aragón regresaron a Zaragoza el pasado 18 de agosto sin cubrir los objetivos previstos. "Estuvimos en el Valle de Nagma, donde hay un monton de agujas de granito vírgenes de hasta 7.000 metros. Pero no pudimos abrir ninguna vía", explica Javier Pérez.

Pese a que la mala suerte se cebó con la pareja, Pérez se quedó contento con la experiencia que apoyaron Artiach, el Gobierno de Aragón, Ortosport y Lacor. "Hemos visitado un sitio interesante y con muchas posibilidades", explica.

La expedición se realizaba en conmemoración del 75 Aniversario de Montañeros de Aragón. El pico elegido era la aguja Shipton Spire, de una altura de 5.950 metros por la ruta denominada Inshallah . Pero la pareja sufrió un incidente que le hizo cambiar de montaña. "En el aeropuerto de Islamabad nos perdieron momentáneamente tres de los cuatro bultos con los que salimos de Zaragoza. En uno de ellos iba todo el material de escalada", explica Javier Pérez.

El 16 de julio llegaron a Islamabad y se encontraron con la sorpresa. "No llegaron tres bultos. Faltaba la mayor parte del material, desde la hamaca, los fisureros, los friends...", afirma el escalador.

Los aragoneses recibieron dos de los bultos tras un par de días de espera en Islamabad. "Al final tuvimos algo de fortuna y el tercer bulto nos lo trajo un nativo al campo base dos semanas más tarde", dice Javier Pérez.

Al campamento base llegaron el 22 de julio. Situado a 4.200 metros, contaron con un cocinero excepcional. "Se llamaba Mohamed y era especialista en cocina española. Hacía unas tortillas de patata de chuparse los dedos". El campamento base parecía una granja de pollos. "Compramos 12 pollos vivos. El cocinero tenía una piedra triangular y los mataba mirando a La Meca", afirma. Algún día hicieron una dieta basada totalmente en huevos. "Llevamos nada menos que 350 huevos", dice.

En este idílico lugar repleto de agujas de granito vírgenes se pueden escalar paredes de casi 7.000 metros. Los aragoneses pusieron sus miradas en el Brakk Zang y el Denvor Brakk. "No teníamos el material imprescindible y se lo pedimos al grupo de Cecilia Buil, que estaba a tres horas de nuestro campamento e intentaba la Changi Tower", dice Pérez.

El Brakk Zang

La primera ascensión de Pérez y Rodríguez era el Brakk Zang. "Atacamos esta pared de 1.000 metros el 26 de julio. Hicimos unos largos, vimos que la roca estaba muy descompuesta y decidimos bajar". La mala suerte se cebó de manera definitiva con los alpinistas. "De 23 días que estuvimos allí solo salió el sol en seis. La mayor parte del tiempo llovía", explica.

Una vez que recibieron el material que les faltaba, decidieron subir el 5 de agosto una pared de 300 metros de desnivel. Era la Denvor Brakk. "Su dificultad era de 6b/A1. Pero a falta de un largo para llegar me cayó un bloque de granito en la mano derecha y en el pecho". Rodríguez estaba encima de Pérez. "Se le pasó por la cabeza desatarse y subir a pelo hasta la cima. Pero fue prudente y bajamos juntos", concluye el aragonés.