Otra vez Juanjo Narváez, su noveno gol en esta temporada en un Zaragoza que, sobre el césped, solo ha anotado 23 dianas. Es decir, casi el 40% (39,13% en concreto) de las de este pírrico equipo en ataque las firma el ariete cafetero, que tiene la bandera de la permanencia y que la está ondeando con fuerza para ser el mejor valor de una plantilla mal confeccionada y con carencias evidentes. A través de sus goles han llegado 14 puntos de los 34 que figuran en el casillero zaragocista, el último ayer en Las Gaunas, un gol aprovechando su olfato, llegando al espacio a un centro de Zapater para fusilar a Rubén Miño y salvar al menos el empate en un partido pésimo en la primera parte de un Zaragoza repleto de dudas y de nervios en defensa y en el medio y que mejoró lo justo para sellar las tablas con la calculadora puesta dentro de la vida que pone en juego partido a partido este limitado equipo.

Y parte de esa vida, una porción fundamental, se la da Juanjo Narváez con sus goles. Los que anotó en las victorias ante el Albacete, el Fuenlabrada, la Ponferradina y el Logroñés, donde Bermejo completó el triunfo, y en los empates ante el Girona, con doblete, y ayer en Las Gaunas. Solo los tantos en El Toralín y en Vallecas no sirvieron para sumar, pero nadie duda de que el delantero colombiano es la principal arma de este Zaragoza. A veces parece hasta la única.

En Logroño, JIM optó de nuevo por un trivote en el medio, con Zapater, Francho y Eguaras, y eso alejó a Narváez del área, ubicándolo de nuevo en la banda izquierda, con menor llegada. Tras media hora de desesperación, sin apenas intervenir, el colombiano empezó a aparecer más en parcelas interiores. Probó un cabezazo a centro de Zapater, que se fue desviado, lo mismo que el que envió justo antes del descanso.

En la segunda parte, mantuvo la tónica de participar mucho, en pasillos interiores y sin encontrar en demasía a Álex Alegría, hasta que Zapater, en un acto de fe y pundonor ante Olaetxea, ganó la línea de fondo y envió un balón en el que Alegría arrastró a los centrales y Narváez remató con la derecha una volea rasa y baja a la que no pudo responder Miño.

Ese gol, de delantero lleno de instinto, salvó al Zaragoza en Las Gaunas y y confirmó que Narváez, que remató tres de las ocho veces que lo hizo el equipo y que se marchó del campo en los últimos minutos agotado y con ligeras molestias en el muslo, es el gran argumento parea creer en la permanencia y que su valor cotiza al alza en el mercado.

Salvo que a la SAD llegue capital externo, los traspasos van a ser la tabla de salvación este verano y Narváez, que ha cambiado de agencia de representación para llegar a Wasserman, apunta a una salida segura. El Elche ya lo quiso fichar en enero con dos millones y el colombiano deseaba jugar en Primera. Lo sigue deseando y el club ilicitano volverá a la carga en este junio, como también el Eibar siempre que ambos estén en Primera o el Espanyol, si sube. Pero mientras tanto está siendo decisivo en la salvación del Zaragoza, de las pocas grandes noticias de este equipo triste y gris y que pelea por eludir el abismo.