Quedan unos minutos para el pitido final y Pedro espera en soledad la llegada de otros zaragocistas con quien compartir el dulce sabor de la victoria. Presume de haber sido también el primero en llegar a la fuente de la Plaza de España cuando el equipo subió a Primera. Aunque ya no es lo que se dice un jovencito, no ha dudado un momento en salir de su casa en el descanso para seguir siendo el aficionado más madrugador . No le importa haber tenido que escuchar los últimos 45 minutos a través de su pequeño transistor.

Cuando pasa un cuarto de hora de la medianoche, los aficionados ya se cuentan por decenas. Los más osados desafían las inusuales bajas temperaturas -- para tratarse del mes de agosto-- y se lanzan con bufandas y pañuelos a su particular Cibeles .

La saturación deportiva propia del año olímpico no ha eclipsado un título que ha despertado la ilusión de todos. "No podíamos empezar mejor la temporada", exclama un joven aficionado. Vencer en su campo al campeón de Liga y UEFA ha puesto la moral por las nubes. Y sólo el tradicional pique con los rivales encuentra un pequeño lugar en medio de tanta euforia y del Campeones, campeones de rigor. Incluso el pequeño Borja, acompañado por sus padres, asegura que el siguiente en caer ante el Zaragoza será el Bar§a. "Que se preparen Ronaldinho y compañía", dice mientras su progenitor sonríe complacido.

Cánticos, claxones, gente que sigue llegando. Pocos admiten ahora que tenían sus dudas acerca del triunfo frente al Valencia. Ramón, que este año se ha animado a sacarse por primera vez el abono, es uno de ellos. "El Valencia es un equipazo, creo que todos lo veíamos difícil y por eso la felicidad es mayor todavía", confiesa.

Los que no se animaron anoche tienen esta tarde la oportunidad de celebrar la victoria a unas horas menos intempestivas. A las 19.30 los héroes de Mestalla serán recibidos en el Ayuntamiento. Los jugadores portarán la Copa del Rey, esta vez con su nueva compañera de vitrina.