El Barcelona utilizó la ley del mínimo esfuerzo y en un partido sencillo y poco lucido encadenó su sexta victoria en siete encuentros para seguir al frente de la clasificación tras derrotar al Espanyol. Los de Frank Rijkaard, plagados de bajas, jugaron con el freno de mano puesto y no dieron la impresión de tenerse que esforzar demasiado para ganar a un rival desarmado, que no tuvo respuestas después del tempranero tanto conseguido por Anderson da Souza Deco .

Lo tenía todo tan claro Lotina, en su intento de desactivar las líneas de creación del Barcelona, estaba tan puesto su equipo en el guión de controlar al rival, que cuando los de Rijkaard marcaron a las primeras de cambio, el Espanyol se quedó sin respuestas. Y es que Deco empalmó un remate lejano en el minuto 9 que desvió David García y engañó a Kameni. El 0-1 hizo mucho daño al Espanyol, un equipo que estaba dispuesto a destruir, pero que no tenía las armas ni las ideas necesarias para construir.

El Barcelona se lo encontró todo prácticamente hecho a partir de entonces. Se limitó a tocar y a controlar con suficiencia. Sabía que con desactivar a De la Peña y a Tamudo tendría mucho camino hecho, y así ocurrió durante todo el partido. Sólo una ocasión magnífica con remate de Corominas al poste (m.85) estuvo a punto de romper con esa dictadura sin pegada de los azulgranas, quienes dispusieron en la segunda parte de al menos tres oportunidades clarísimas, una de ellas con destino al larguero, para aumentar su ventaja. No le fue necesario.