Se llama Erik Lamela. Es argentino, tiene 12 años y en las categorías inferiores del River Plate marca unos 100 goles por temporada. Dentro de unos días, lo hará en el Bar§a. Con la estrategia del cambio de residencia de su familia, el club azulgrana se ha quedado con este talento, al que ya dará un trato de pequeña estrella con un contrato por cuatro años de 120.000 euros (20 millones de pesetas) anuales. Pero el River Plate ha levantado la voz y considera la operación como un acto de "piratería".

Todavía no se ha ido y en Argentina ya se habla de él con nostalgia. Dicen que tiene una zurda prodigiosa, que le encanta tirar caños y hacer malabarismos con el balón. El Sevilla andaba detrás de él después de su actuación el pasado mayo en un torneo en Galicia.

MALESTAR EN ARGENTINA Erik, que ya visitó las instalaciones del Bar§a hace meses e incluso se hizo una foto con Ronaldinho, es un tesoro del cual se hablaba cada vez más en el River. Primero descolló en el baby futbol , en las canchas de cemento, una inagotable reserva de la que surgieron Saviola, Riquelme y Cambiasso. Este último fichó por el Madrid cuando tenía 15 años. Entonces, su club, Argentinos Juniors, intentó lo imposible para retenerlo. No pudo. Se impuso la voluntad paterna.

Con Lamela sucederá lo mismo. Pero José María Aguilar, presidente del River, aseguró que no van a cruzarse de brazos: "Un club de la historia del Bar§a no puede estar involucrado con una conducta que tiene que ver con el robo de jugadores". Erik se encuentra en medio de la polémica. "Yo quería ir a Barcelona cuando fuera grande. Me tocó ir mucho más rápido", reconoció, sorprendido por la situación. Y añade: "Mis amigos me dicen si los puedo llevar dentro de la maleta".