Hace cuatro días, Trevor Bates fue detenido por pegarle un puñetazo a un oficial de policía. Un mes antes, Montae Nicholson fue arrestado tras una pelea de bar. En abril, Daryl Worley dormía la mona en un coche que bloqueaba una de las autopistas de entrada a Filadelfia. Cuando la policía le despertó, Worley se resistió y recibió una descarga de táser. Dentro del coche había una pistola sin licencia.

Bates, Nicholson y Worley son jugadores de fútbol americano e historias como las suyas son comunes: desde el año 2000 ha habido 880 jugadores arrestados, uno cada siete días. La NFL, que la próxima madrugada celebra su final, la Super Bowl, tiene un problema con la delincuencia. Según la web que lleva la cuenta (www.nflarrest.com), el 4,71% de los jugadores en activo ha sido detenido alguna vez. Este registro permite comparar entre años y examinar los delitos más comunes, los equipos más conflictivos y los jugadores más reincidentes.

Las dos franquicias más citadas son Denver Broncos y Minnesota Vikings. Los Vikings lideran los conflictos etílicos; sus 22 detenciones por conducción y peleas bajo los efectos del alcohol les consolidan como el club del borracho. Los Broncos destacan por sus cifras en violencia doméstica y altercados. En el 2014, su safety John Boyett le pegó una paliza a un taxista. Cuando vio llegar a la policía, entendió que su mejor salida era robar una pala de una obra, cavar un agujero y taparse con una manta, lo cual no evitó que los agentes le metieran en el coche patrulla. Pocas horas antes le habían echado de un restaurante por haber robado comida del plato a otro cliente y haber amenazado al camarero.

Entre los jugadores, Adam Jones es el número uno, con diez detenciones y ya fue suspendido por la liga durante todo el 2007 y parte del 2008 por mala conducta. Desde entonces ha sido arrestado otras cuatro veces. A tipos así no se les debería sacar de casa, pero cada año la NFL monta un partido en Londres. En octubre tocaba uno y cuatro jugadores acabaron detenidos. Intentaron largarse de una discoteca sin pagar las 50.000 libras (57.200 euros) de la factura.

CONDUCTAS DELICTIVAS

Es cierto que hay muchos arrestos porque hay muchos jugadores -en cada uno de los 32 equipos juegan 55 profesionales, lo que da un total de 1.700- y también es verdad que la proporción de delitos entre jugadores es menor que entre el total de adultos norteamericanos. Pero comparando con tipos de su nivel económico (1% más rico del país) o de otros deportes, la diferencia es abismal: los jugadores de la Major League de béisbol, por ejemplo, delinquen una quinta parte que los de la NFL. Esa diferencia ha llamado la atención de muchos científicos, que han intentado investigarlo.

La primera conjetura es que los jugadores tienen perfiles psicológicos tendentes a las conductas delictivas. Si tu oficio es crujirle las costillas al quarterback rival, es posible que tu mente sea más agresiva de lo normal. Brad Bushman, de la Universidad de Ohio, detectó que los jugadores universitarios tenían unos niveles de agresividad parecidos a los soldados que retornaban de zonas de guerra.

Otro enfoque es el social. Muchos jugadores provienen de entornos muy castigados que normalizan la violencia y las drogas. Eso genera un poso en ellos, sin importar que hoy cobren cientos de miles de dólares al año. Con todo, la hipótesis más plausible es que a los clubs les da igual cómo se comporten sus jugadores y les cuesta sancionarles. De hecho, a la hora de contratarles bajan más el listón que cualquier otra empresa. En el draft de 2017, los Oakland Raiders seleccionaron a Gareon Conley, acusado de violación, y los Cincinatti Bengals ficharon a Joe Mixon, protagonista de un vídeo viral en el que tumbaba a una mujer de un puñetazo.

Entre quienes jugarán mañana habrá un delincuente. Ethan Westbrooks, ala defensivo de los Rams. Westbrooks fue detenido hace un año por exceso de velocidad y la policía encontró una pistola robada y cargada en la guantera. También fue arrestado como sospechoso de maltratar a la madre de su hijo. Si placa a Tom Brady, mañana será un héroe.