Robert Fernández volverá esta vez de Porto Alegre sin haber visto jugar a Arthur, que lleva dos meses de baja, pero habiendo concretado su traspaso al Barcelona. Su estancia en Porto Alegre, escudado por André Cury, el ejecutivo azulgrana para el mercado sudamericano, ha servido para cerrar con el Gremio un acuerdo por un futbolista «estratégico» para la secretaría técnica. El Barcelona desembolsará 30 millones de euros, fraccionados en tres veces, en concepto de transacción, con 10 millones añadidos de variables, no garantizados, para el vigente campeón de la Libertadores. En principio, el asociativo centrocampista de 21 años, que se inspira en Iniesta, aterrizará en el Camp Nou en enero del 2019, una vez haya cumplido toda la temporada sudamericana, por expreso deseo de su actual club. Firmará por cinco años.

El Gremio subraya que, en los acuerdos alcanzados, no se ha introducido ninguna cláusula compensatoria que permita anticipar su salida de Porto Alegre tras el Mundial de Rusia, donde aún no tiene una plaza garantizada. Con las tres fichas de extracomunitarios cubiertas, con Paulinho, Coutinho y Mina, el Barça tiene prácticamente un año para hacer hueco en la plantilla al volante brasileño, ya que la dirección deportiva culé descarta cualquier tipo de cesión europea.

El Tricolor gaucho hizo de la permanencia de su canterano hasta diciembre casi una cuestión de Estado. Ha sido una exigencia para sentarse a negociar y dejar de remitirse a los 50 millones de su cláusula de rescisión. Por lo menos, así lo escenificó. El Barcelona contaba con la preferencia explícita del jugador desde la famosa fotografía furtiva con la camiseta azulgrana al lado de Robert a principios de diciembre. Y ha aprovechado este escenario para endurecer las formas de pagos y, principalmente, los 10 millones de variables.