Quizá no sea lo mismo, pero el Barça se acerca al pánico que vivió tras la traumática caída en la Supercopa con el Madrid hace poco más de un año coincidiendo con la fuga de Neymar al Paris SG. No es idéntico, pero se asemeja bastante porque el equipo se ha hecho transparente en una semana catastrófica (dos puntos de nueve posibles en la Liga), lo que confiere a la cita del miércoles en Wembley ante el Tottenham un aire trascendental. No tanto por la clasificación (el Barça debutó en la Champions con goleada al PSV) sino porque determinará con claridad el plan del técnico.

En el Bernabéu, en su segundo partido como máximo responsable (agosto 2017), Valverde empleó un 3-5-2, con Mascherano, Piqué y Umtiti, prólogo de un viaje casi definitivo al 4-4-2. Falta saber si ahora el técnico, tras esa semana de «pequeños terremotos», retorna a su idea tradicional, esa que le dio fiabilidad y consistencia al Barça para gobernar con puño de hierro en la Liga y en la Copa, estrellándose, eso sí, en la tragedia de Roma. Justamente es solidez y consistencia lo que tanto le falta ahora al líder, como ha denunciado hasta el propio Messi uniéndose a las quejas ya lanzadas por Busquets tras caer en Butarque ante el Leganés, colista de la Liga.

Hasta ahora, Valverde se ha mostrado extrañamente fiel al 4-3-3 de salida. Con Messi. Y sin Messi. Pero llega Europa y debe decidir el técnico qué camino tomar para que el «ruido», como dijo él, «no le deje ver la realidad». La realidad es que el Barça no chuta porque ha perdido las señas de identidad que le había inyectado el entrenador. Se ha vuelto plano e irreconocible, especialmente en el centro del campo donde la seguridad que transmitían Busquets-Rakitic, una pareja de hecho, se ha diluido. Ha coincidido, además, que Valverde ha agitado sin éxito al equipo con una política de rotaciones.

En los tres últimos partidos, tres centro del campo distintos. Arturo Vidal-Busquets-Arthur (Girona), Rakitic-Busquets-Coutinho (Leganés) y Arturo Vidal-Sergi Roberto-Rakitic (Athletic). El Barça ha perdido el control de los partidos en esta desastrosa semana que podría haber sido aún mucho peor si el Madrid de Lopetegui hubiera estado lúcido. Pero Europa, la gran obsesión del curso como fijó Messi en su discurso de investidura, dará la gran respuesta, permitirá saber si Valverde decide retornar y protegerse con el 4-4-2, su verdadero sello de autor, con lo que ello implica (Dembélé suplente y quizá Arturo Vidal como escolta de Leo y Coutinho).