Víctor Valdés se enfrenta a una situación desconocida. Está abatido y deprimido tras sufrir la lesión más grave de su carrera deportiva. Se pierde el tramo decisivo de la temporada (Liga, Copa y Champions), se pierde el Mundial y se pone en peligro su futuro. Con 32 años, el futuro es más que incierto. Su primer viaje será a Alemania para ser operado el lunes por el doctor Ulrich Boenisch, el mismo que intervino a los madridistas Jesé y Khedira. Quería irse Víctor del Barça, obsesionado en buscar "nuevas culturas". Ahora el Barça le ha tendido lamano para que se quede.

Fue él quien decidió marcharse por voluntad propia hace año y medio. Ahora, cuando tenía el destino en sus manos, se le rompió el ligamento cruzado anterior. "El Barça está a tu lado, para lo que necesites, Víctor", le dijo el presidente azulgrana Josep María Bartomeu en el descanso del Barça-Celta poniendo el club a su disposición. A su lado estaban los capitanes Xavi y Puyol, consternados como todo el barcelonismo, y Zubizarreta, el director deportivo.

Valdés acababa contrato el 30 de junio. Y media Europa lo quería fichar aprovechando su condición contractual. Quedaba libre. Su primera opción, el Monaco, sigue intacta. La del Manchester City, que se interesó en su momento por el fichaje, también. Y el Barça, por si acaso; que ha dejado en sus manos queda la decisión final de continuar.

El club, a través de Bartomeu y de Zubi, y en los primeros momentos de máximo dolor, ya le hizo saber que no se quedará tirado en ningún caso. Su baja oscilará, sin embargo, entre los seis y nueve meses de baja.