Dos derrotas contundentes (4-1 y 4-3) en la Liga y un empate (1-1) en la Copa el pasado 4 de enero escriben la reciente estadística del Barça en sus visitas a Balaídos. Ernesto Valverde hará rotaciones esta noche (21.00 horas). No como medio para quebrar esa mala racha, sino con esa finalidad. El motivo principal de los retoques que introducirá el entrenador tienen más que ver con la cercanía de la final de Copa del próximo sábado, el primer título que tiene a tiro un Barça que persigue el doblete. «Venimos de partidos intensos y haré algún cambio para refrescar el equipo», anunció Valverde sin temor a dar pistas a Unzué, su amigo y homólogo del Celta. Las dio al ofrecer la lista de convocados: Piqué, Busquets y Iniesta no vuelan a Vigo, reservados para la final ante el Valencia. Tres defensas ocuparon sus puestos: Aleix Vidal, Yerry Mina y Lucas Digne.

Que uno de los titulares relevados sea Leo Messi «es una posibilidad como otras», dijo Valverde. Una posibilidad que ha sido una realidad en momentos impensables. Por ejemplo, en Turín ante la Juventus, en noviembre, aunque se trataba de la liguilla; también en la última jornada ante el Sporting, con el equipo ya clasificado; en el derbi liguero en el campo del Espanyol y en la visita al Sevilla.

Juegue o no Messi, el propósito no cambia: el triunfo como un paso más en el camino hacia la conquista del título. Valverde negó que los cambios en la alineación sean una forma de especular con la ventaja de 11 puntos que posee el Barça sobre el Atlético. Negó también que el récord de invencibilidad (39 jornadas) sea una prioridad en sí misma.

La experiencia le ayuda a sobrellevar la crisis que ha zarandeado al equipo tras «la dolorosa derrota» de Roma. «Sé muy bien lo que suponen las eliminaciones europeas en un club como este», adelantó, sin esconder tampoco que él y el equipo habían logrado digerir un momento como el que se ha vivido y que se empezó a superar con la victoria sobre el Valencia. Otra ante el Celta acercaría el título a cuatro puntos. «Ganar una Liga invicto sería muy bonito, pero sabemos que es tan díficil que nadie lo ha conseguido nunca hasta ahora. No estamos más pendientes de eso que de ganar la Liga», aclaró, sin dejar de repetir varias veces «aún no hemos ganado nada».

El discurso de humildad lo acentuó Valverde ante el duelo con el Celta. Por los precedentes negativos, por la calidad del equipo -«ganó 4-0 al Sevilla y empató con el Madrid»-, por su versatilidad futbolística -«te puede ganar jugando a la contra y te puede ganar porque domina muy bien el juego de posición»- y por la presencia de Unzué. A su juicio, el rival «parte con la ventaja» de conocer muy a fondo el Barça gracias a su estancia como ayudante de Luis Enrique.

Unzué y Valverde saben que la eterna comparación con el Madrid altera el juicio de valor sobre el desenlace de la temporada. ¿El doblete tendrá menos mérito si los blancos conquistan la Champions? Los dos contestaron que no. «Es como predicar en el desierto, que cada uno haga lo que quiera», añadió Valverde, que no ha pensado qué hará cuando se cante el alirón. No tiene tampoco ninguna forma favorita ni deseo alguno de como quiere que se produzca. «De cualquier forma», sentenció.