El Barcelona parece ir afinando su puesta a punto y ayer goleó sin piedad (5-0), en un buen partido, a un flojo Las Palmas, que dio demasiadas facilidades a un rival que ni siquiera sacó su equipo de gala. Esta vez, las rotaciones de Luis Enrique funcionaron a la perfección. El asturiano dejó en la grada a Piqué y Sergi Roberto y en el banquillo a Iniesta y Neymar, pero el Barça no acusó sus ilustres ausencias en el once y salió como un tiro.

Como si la clasificación copera le hubiese levantado el ánimo o reportado una dosis extra de autoestima liguera, apareció un Barcelona poco visto esta temporada: un equipo más fresco, mucho más estable en su juego y más afinado en la combinación.

Seguramente ayudó que Luis Suárez marcase el 1-0 antes de llegar al cuarto de hora, al rematar una asistencia de André Gomes. También que Las Palmas sea un rival que destaca por el buen trato al balón, por su juego alegre y ofensivo y no por su contención.El conjunto de Setién dio excesivas facilidades al cuadro azulgrana regalando demasiadas jugadas de transición con evitables pérdidas de balón de su zaga. Además, apenas inquietó a Ter Stegen.

El Barcelona disfrutó campando a sus anchas en el primer acto. Especialmente André Gomes, que además de asistir en el gol, tuvo dos ocasiones claras para estrenar su cuenta. También Messi, capaz de llevar de cabeza a toda la defensa canaria, de fabricar jugadas imposibles de la nada y de convertir a Javi Varas en uno de los destacados de la tarde.

Al cuarto de hora de la reanudación, Messi, Luis Suárez y Arda ya habían puesto el 4-0. El quinto llegó, a diez minutos del final, en una exhibición de despliegue físico del rehabilitado Aleix Vidal, que condujo desde el centro del campo y combinó con Alcácer antes de fusilar a Javi Varas.