Con el tridente más conectado que nunca esta temporada (Leo Messi deslumbra como goleador y asombra como asistente, Suárez remata y acierta, mientras Neymar corre, provoca penaltis y desborda), el Barça encara un mes decisivo. Todo arranca en Sevilla ante el Betis (12.00) coincidiendo con el inicio de la segunda vuelta de la Liga, obligado como está ahora mismo el campeón -ocupa el tercer lugar- a ganar para presionar al Madrid y, por supuesto, al Sevilla.

Un mes tan exigente como determinante porque condicionará las opciones azulgranas en tres competiciones: Liga, Copa (con el rocoso duelo ante el incómodo Atlético) y Champions ante el renovado París SG de Emery. «Es curioso cómo cambian las dinámicas», admitió Luis Enrique, consciente de que se halla en el umbral de un momento clave del curso. No se levanta ningún trofeo, pero sí se pueden perder títulos. «Hace tres o cuatro semanas esto era casi un velatorio», recalcó el técnico, feliz, eso sí, de que los resultados hayan llegado en este inicio del 2017 tras encadenar cinco triunfos seguidos. «No es ni blanco ni negro. Para los profesionales es una versión más recatada», apuntó.

No tiene tiempo el Barça para mirar más allá. Ni siquiera al Madrid. «No tiene sentido fijarte en los demás si no haces tú los deberes», enfatizó Luis Enrique, a quien tan denso calendario (8 partidos de tres competiciones en solo 29 días) le obliga a mirar el reparto de minutos de la plantilla. A la espera, además, de recuperar lo antes posible a Iniesta, Rafinha y Busquets. Son, por lo tanto, días de rotaciones, por mucho, según Luis Enrique, que «no conviene dramatizar porque queda mucho».

Pero el técnico está contento porque el Barça «tiene la lectura positiva de seguir en todas las competiciones», aunque sin el «ciclo» adecuado para que sus jugadores puedan descansar. «Estamos contentos de tener tantos partidos, ahora hay que gestionarlos de la mejor manera», dijo Luis Enrique, quien tiene el gran privilegio de ver al tridente en su mejor momento.