El Barcelona se llevó la final de consolación de la Euroliga al derrotar al CSKA de Moscú (93-78) en Milán, donde destacaron por encima del resto los 20 puntos de Juan Carlos Navarro, los 17 de Maciej Lampe y los 12 rebotes de Joey Dorsey. El Barça fue el que puso más intensidad en el partido que ningún equipo desea jugar, especialmente después de caer en semifinales de la forma tan dolorosa en la que lo hicieron ambos: los españoles, perdiendo por 38 ante el eterno rival, el Real Madrid, y los rusos, en el último suspiro ante el Maccabi israelí y tras dejarse remontar una ventaja de quince puntos. Sin tensión competitiva y solo cierta dosis de orgullo en juego, ambos técnicos utilizaron el choque para dar cancha a los menos habituales. Hombres como Lampe, Todorovic o Hezonja, por el Barça, o Pargo, por el CSKA, que no jugaron ni un solo minuto en semifinales, tuvieron su oportunidad. El Barcelona logró una buena renta en la segunda parte y la mantuvo sin problemas.