El Barcelona puso fin a su maleficio en Anoeta y lo hizo en un partido que comenzó por debajo pero que acertó a remontar en la segunda mitad con los goles casi seguidos del uruguayo Luis Suárez y del francés Ousmane Dembelé. La estrategia de los donostiarras quedó clara desde el pitido inicial, todos encerrados en su campo y cesión del mando de juego a los azulgranas a la espera de que una contra. El primer acercamiento local, sin embargo, provocó el gran disgusto de los barcelonistas porque una pelota colgada al área del cuadro catalán lo bajó de forma meritoria el mexicano Héctor y dejó un balón en perfectas condiciones para el disparo seco y muy duro de Aritz Elustondo, que batió a Ter Stegen a pesar de su estirada. El Barcelona reculó y le volvió a entrar el miedo tras su pésima estadística en Anoeta en la última década.

La verdadera imagen de los azulgranas no llegó hasta los diez minutos previos al descanso, con un remate de Piqué a la salida de un córner, un penalti demandado por los jugadores catalanes y un tiro de Rakitic, que no encontró el gol por muy poco, ilustró ese peligro. Valverde movió ficha tras el descanso, quitó un defensa para dar entrada a un jugador tan ofensivo como Coutinho y llamó a Busquets, la gran ausencia del once inicial, para encontrar la batuta en el centro del campo.

La Real tuvo su gran oportunidad para elevar el 2-0 en un contraataque conducido por Rubén Pardo que le entregó un balón claro a Oyarzabal que tiró al cielo y acto seguido fue Theo el que se quedó solo ante Ter Stegen para disparar al muñeco con todo favor. El vendaval realista continuó, pero Oyarzabal y Juanmi volvieron a perdonar. Tanto perdonar lo pagó la Real. Primero Luis Suárez aprovechó una confusión de Rulli (1-1) y luego Dembélé una mala salida del portero para darle la vuelta al partido. En la recta final, Juanmi falló otras dos ocasiones claras.