"Nunca te repones de una derrota así", reconoce Grant Dalton, director ejecutivo del equipo Emirates New Zealand, recordando la dolorosa derrota sufrida en la última edición de la Copa del América, en el 2013, cuando -ríanse de lo del PSG- los kiwis dominaban por 1-8 y solo necesitaban ganar una regata más para alzarse con la Jarra de las 100 Guineas. Pero el Oracle encadenó ocho triunfos en la bahía de San Francisco y el trofeo se fue a Estados Unidos. "Si superas algo así, es que no corre sangre por tus venas", repite.

El dolor no se irá nunca del todo, pero el desafío oceánico demostró sus ganas de sacarse la espina cuando presentó su nuevo barco cara a la 35ª edición, que comenzará el 26 de mayo en Bermudas. En lugar de los tradicionales molinillos que los 'grinders' o 'coffees' hacen girar a mano para aportar energía hidráulica con la que mover las enormes velas e hidroalas ('foils'), en cada casco del catamarán había cuatro bicicletas estáticas en fila. El New Zealand, especialista en exprimir los límites del reglamento, lo había vuelto a hacer.

EMBARCACIONES "HAMBRIENTAS DE ENERGÍA"

"Cuando nos sentamos a pensar el diseño del barco, vimos que, pese a los problemas de funcionalidad, como la mayor dificultad para moverse por el barco, los beneficios del pedaleo frente a las manivelas eran obvios", explica Dan Bernasconi, coordinador del diseño del barco, que ha emulado el ingenio demostrado tantas veces por Adrian Newey (enrolado en el desafío británico) en la F-1. "Estas embarcaciones siempre están hambrientas de energía. Un circuito más pequeño como el de Bermudas requiere un montón de maniobras, y nunca hay energía hidráulica suficiente. Los músculos de las piernas pueden generar más energía que los brazos", analiza.

Un barco espía del Oracle comprobó en el primer chapuzón del AC50 neozelandés que el invento parece funcionar. Con vientos de apenas 4 o 6 nudos, el catamarán se levantó imponente sobre sus 'foils', con todo el casco fuera del agua, algo que fue clave en el 2013 (a menos fricción con el agua, más velocidad). Si hasta ahora los barcos volaban el 40% del tiempo, ahora es posible que lo hagan un 60, un 80 o incluso más. "El objetivo es estar toda la regata volando -explica Glen Ashby, skipper del New Zealand-. Desde el primer día que pusimos el barco en el agua, ha virado y trasluchado así, algo que sin precedentes en el estreno de un barco tan innovador".

ENTRENAMIENTOS AL LÍMITE

Si años atrás se reclutaban remeros, jugadores de rugby y hasta luchadores para mover los molinillos, el New Zealand ha fichado a Simon van Velthooven, medallista olímpico de ciclismo en pista en Londres 2012. Además, ha reciclado a sus 'grinders': si antes se fortalecían el tronco y los brazos, ahora se trabajan las piernas las piernas. "Empezamos a entrenar con las bicis estáticas hace un año y medio. Cuando había visitas, las escondíamos. Alguna vez salimos a rodar fuera, salidas largas en grupo de hasta 200 kilómetros. No solo servían como entrenamiento físico, sino para crear equipo", narra el entrenador neozelandés, Hubert Woroniecki. Pero más allá de las salidas en 'grupetta', las sesiones les exprimían hasta el límite. "No pocas veces han acabado vomitando en latas, echando literalmente el higadillo", asegura Ashby.

Muchos equipos tendrán un ojo puesto en la embarcación kiwi. Dean Barker, 'skipper' del desafío japonés, asegura que también se plantearon cambiar manivelas por pedales, pero lo declinaron por el momento. Si funciona, dice, lo copiarán. A Bernasconi no le importa: "No llegarán a tiempo. Sí, podrán quitar manivelas y poner algún tipo de unidad ciclista. Pero no les dará tiempo a llevar sus mecánicas y sus navegantes a nuestro nivel".