Florentino Pérez se pasó el domingo por Valdebebas, en uno de esos gestos poco habituales que acostumbran a darse en los buenos momentos o en tiempos de crisis. O antes de una gran cita. Como ahora. "Lo tenemos en la mano, os pido un último esfuerzo", fue el mensaje que el presidente lanzó a la plantilla, aunque dicen que le dedicó una especial atención a Cristiano Ronaldo.

Casualidad o no, ayer, el gesto se repitió en Sant Joan Despí. Josep Maria Bartomeu también pisó excepcionalmente un territorio vetado a los directivos, de la mano de Zubizarreta, que sí vive en la Ciudad Deportiva. Se les vio sonrientes, con buen ánimo, aunque la procesión irá por dentro. Es difícil saber dónde se siente más la presión, si arriba, en el palco, o abajo, en el césped.

Bartomeu saludó uno por uno a los jugadores y después se sentó en la grada junto con Zubi para seguir el entrenamiento. Intentando escapar de una tensión que irá in crescendo, el club se esfuerza por abrir una tregua en medio de la agitación tras la eliminación europea y la derrota en Granada.

Pero este doble golpe ha elevado la presión ante la final. Sin la Champions, y con la Liga más imposible que antes después de la derrota en Granada y la victoria del Atlético, la Copa aparece como un título obligado para el Barça que se añadiría a la Supercopa de España para no cerrar la peor temporada desde el final de Rijkaard.