Un tanto de Karim Benzema rescató al Real Madrid de un resultado sonrojante en la visita al modesto Ludogorest, que por momentos impuso su ilusión a la anarquía madridista, que acabó remontando sin brillantez pero imponiendo la diferencia de calidad (1-2).

Salió relajado el campeón, sintiéndose tan superior que fue castigado por un exceso de confianza innecesario. El Real Madrid encajó su quinto tanto de la temporada de un saque de esquina. Balón peinado al primer palo y remate a placer en el segundo. No cerró bien Arbeloa, que reaccionó tarde, cuando Marcelinho marcaba a placer ante la desesperación de Iker Casillas. Saltaba la sorpresa y se desataba la locura con el triunfo del modesto.

El Real Madrid respondió con rapidez al golpe inicial. La movilidad de Chicharito en su primera titularidad dio el fruto en un claro penalti derribado por Minev a los diez minutos. Cristiano dejó una imagen inusual. Su disparo potente cruzado lo adivinó el portero Stoyanov, que se lució.

El luso inventó el empate. Picado tras un codazo que no vio el colegiado, se dejó caer dentro del área y encontró un penalti que no desaprovechó. Eligió el mismo lugar, a la derecha del portero, pero tan ajustado al poste que, aunque Stoyanov adivinó el sitio, no llegó al esférico.

Ya en la segunda mitad, Chicharito perdonó y Casillas voló para salvar el disparo de Marcelinho. Nadie creía lo que estaba pasando y Ancelotti tuvo que reaccionar con cambios. Los jugadores que descansaban (Benzema, Kroos y James) entraron al terreno de juego. Fue la noche más inspirada del galo, ante una defensa cansada, brillante en cada acción que protagonizó. A los 77 minutos marcó el tanto del triunfo rematando con zurda de primera un centro medido desde el costado de Marcelo. Pudo hacer el segundo pero se trastabilló ante el portero y dejó un recorte para enmarcar de tacón, con asistencia a Kroos.