Como si de una curiosa mutación se tratara, el 2004 ha sentado de maravilla al Betis, que llegó envuelto en un mar de dudas al parón navideño. De estar a tres puntos de descenso con una plantilla diseñada para vuelos europeos ha pasado a ver de cerca las plazas que por presupuesto y jugadores le corresponden gracias a una racha de seis partidos consecutivos invicto en la Liga, lo que le coloca como el único equipo con esa condición en lo que va de año. Sólo una derrota, en Copa y en La Romareda ante el Zaragoza, ha visto Víctor Fernández, que vive sus mejores días del curso después de haber estado más que cuestionado, al borde de una destitución que no se produjo porque el cada vez más reducido aval del presidente, Manuel Ruiz de Lopera, terminó por aguantar antes de que se iniciara la racha actual.

Pero le faltó muy poco para que el crédito se le acabara al entrenador aragonés. De hecho, el Betis llegó a un acuerdo verbal con Serra Ferrer --negado por el club verdiblanco-- para que se haga cargo del equipo la próxima temporada y en ese pacto también se incluía la posibilidad de que tomara las riendas ante una eventual destitución de Víctor. Y es que las dudas que dejaba el conjunto andaluz eran inmensas: sin fútbol, sin resultados, sin fortuna con las lesiones, con la grada expresando su malestar... Ahora, todo ha cambiado.

El refuerzo del derbi

Tras acabar el 2003 con una severa derrota en casa ante el Villarreal (1-3), Víctor salvó su puesto con un sufrido empate en Valladolid (0-0), pero sobre todo con una goleada en el derbi andaluz ante el Málaga (3-0). Un tropiezo en esa cita --vital dada la rivalidad-- hubiera sido demasiado para Lopera, pero el equipo salió muy reforzado. Ni siquiera acusó la eliminación copera ante el Zaragoza, porque después empató un partido que mereció ganar frente al Madrid (1-1), pero sólo lo evitó una genialidad de Ronaldo, y lleva tres triunfos seguidos: Espanyol (1-2), Celta (1-0) y Racing (1-2).

Las claves que explican la transformación son variadas. El regreso de Alfonso, todo un icono en este equipo, está entre ellas. Víctor no ha dudado en darle la camiseta titular tras superar una lesión en el talón de Aquiles y el delantero le ha respondido tirando del carro, aportando sacrificio y calidad a partes iguales. Además, el técnico zaragozano ha otorgado un papel importante a Benjamín, un futbolista que estaba en un ostracismo casi inexplicable en los últimos tiempos.

Con esos dos futbolistas, el Betis ha ganado en equilibrio y, además, Víctor ha encontrado por fin un once. De hecho, si no hay sorpresas hoy repetirá equipo por tercera semana consecutiva, un dato que hasta la fecha las lesiones y las dudas habían impedido. Todo esto tiene un reflejo en un bloque más consistente, que sólo ha encajado tres goles en los seis partidos de Liga disputados en el 2004. Teniendo en cuenta que el del Espanyol llegó de penalti y el del Racing fue un autogol de Benjamín, el de Ronaldo ha sido el único recibido en una jugada del rival.

De lograr hoy el cuarto triunfo consecutivo, el Betis se metería de lleno en la lucha por la cuarta plaza vacante de Champions --Madrid, Valencia y Deportivo parecen tener billete asegurado--, algo que hace poco era impensable. Y Víctor ya respira. A su equipo le costó arrancar, pero acabó por hacerlo, lo que parece garantizarle su plaza en el banquillo hasta junio.