Desde su primera estancia en Wigan con los Three Amigos, en la ciudad lanzaron el eslogan de "Jesus is a wiganer" (Jesús es hincha del Wigan). Se explica en el sentido de que para los ingleses es difícil entender que alguien se llame Jesús. Cuando los británicos hablan de Jesus, sobreentienden que es Jesús de Nazaret. Así que en la llegada de Seba encontraron ese doble sentido que tanto aprecian en el Reino Unido para dar a entender que el hijo de Dios es hincha del Wigan. Por eso nunca han olvidado en el DW Stadium al zaragozano, quien da la principal razón de su regreso. "Si no estuviera Roberto allí, probablemente no volvería a Wigan".

Así de claro explica Jesús Seba su ingreso en el club de la Premier, una Liga en la que Bob Martínez ha ido ganando prestigio, respeto y consideración desde que se estrenó en el banquillo del Swansea en el 2007. Tanto es así que el pasado verano el Liverpool quiso que se convirtiera en su primer entrenador. Roberto, que guarda muy buenos recuerdos de su etapa en el Zaragoza pese a que solo disputó un encuentro con el primer equipo, dijo no.

Seba, que ahora camina con muletas debido a una rotura de peroné, es el amigo del alma. "Desde que me marché del Wigan nunca perdí el contacto con Roberto Martínez (entrenador del Wigan desde el año 2009). Siempre fuimos más que compañeros. Somos casi como hermanos. Cuando cogió el Wigan, salió la posibilidad de compaginar mi trabajo con el de ojeador en España para el Wigan. A part-time, que dicen ellos". Y eso es lo que ha estado haciendo los últimos años, ver tres o cuatro partidos de Primera y Segunda los fines de semana. El club, además, ha pescado en la Liga española las últimas temporadas. Dos el verano pasado: Koné y Ramis.

No al Liverpool

Es el efecto Martínez, que tiene tirón. "Cuando suena un entrenador para un equipo medio grande, él siempre está en esa baraja. Este verano se reunió dos veces con los propietarios del Liverpool, que es un súper club. Lo que pasa es que los dueños son americanos y su manera de llevar el club es diferente a lo que está acostumbrado. Él es manager y lo que le ofrecían era trabajar con otras personas, que se encargaban del fútbol base, de los fichajes... Así que consideró que no era el momento", explica.

El zaragozano es muy consciente de la ascendencia que tiene Roberto en el club y en la ciudad. "La relación que tiene con Mr. Whelan (el presidente del club, conocido en Inglaterra como Mr. Wigan) es especial. Lo trata como a un hijo. Si perdiera 20 partidos seguidos, no sé si lo echaría. El año pasado estuvo 35 jornadas en descenso y todas las veces que bajó al vestuario les dijo que el entrenador iba a seguir, sí o sí, estuviera el equipo en Primera, en Segunda o en Tercera".

Cuentan muchos de los que han coincidido con Bob que es un trabajador incansable. Lo confirma Seba. "Es casi enfermizo, trabaja 26 horas al día. Está desgastándose mucho, eso también es verdad. Ahora ha ampliado su contrato por tres años más, pero no me extrañaría que cuando concluya piense en tomarse un descanso. Es que es increíble el desgaste que lleva. Se preocupa por todo, por todo. Llegan unos juveniles, por ejemplo, y va a verlos al hotel a ver cómo están, cómo ha ido el viaje, si les hace falta algo...". A partir de enero tendrá la ayuda de Jesus.