No es un río de las Montañas Rocosas, ni de los lejanos territorios del Yukón. Es el Ara, el único río virgen del Pirineo aragonés. Nace en el macizo del Vignemale y desemboca en Aínsa. Entre medias transita por paisajes espectaculares, cascadas, rápidos en gargantas y valles abiertos. A la sombra del Mondarruego, entre el puente de los Navarros y Torla se celebró una prueba de una exigencia extrema. Era la séptima edición de la River Guru Extreme Race. El ganador fue Eric Deguil, seguido del catalán Gerd Serrasolses, ambos campeones del mundo de kayak extremo. Fue tercero Ian Salvat.

El lugar donde se celebró el pasado sábado la prueba reina era muy especial. «El río se estrecha mucho, coge desnivel y tiene gran dificultad. Está a la altura de la Urbanización Ordesa. A un tramo le llamamos La Pasarela y al otro la Chicane, con una doble curva con mucho peralte», explica Fermín Pérez, el director técnico de la prueba. «El Ara discurre por roca excavada. Todo el mundo dice que es el mejor lugar de todo el Pirineo para practicar el kayak extremo. Es la bomba para hacer una carrera», afirma Pérez.

El caudal del río era óptimo. «Esta vez era agua de deshielo de color turquesa y estable», afirma. El sábado se disputó la modalidad de esprint race y el domingo una prueba más popular. «Los aficionados que no tienen el nivel para competir el sábado participan en una salida masiva de piragüistas. Es una prueba de resistencia y pericia de cuatro kilómetros que comenzaba en Torla y acababa en Broto», dice Pérez. El sábado se realizó la cena en el Camping Ordesa.

El Ara es el río ideal para hacer todo tipo de piragüismo en la alta montaña. «Es un río que fluye de manera natural. Si hace calor y hay nieve, hay agua. Se puede hacer barranquismo o kayak muy extremo. Conforme se avanza a Torla la dificultad del río decrece hasta que se hace navegable en Jánovas. Es el único río que tiene todos los niveles para poder descender». El punto más extremo es por encima del refugio de Bujaruelo, el cañón donde entra el barranco de Ordiso. «Serán diez o doce piragüistas los que han descendido por ahí», dice.

El esprint es una carrera cronometrada. «Salen de uno en uno cada dos minutos. El tramo elegido tiene algo más de un kilómetro de longitud y es de máxima dificultad. Pocos se atreven a descenderlo. El piragüista sale a tope y tiene el tramo más complicado antes de llegar a meta. Es una curva a la derecha, otra a la izquierda y un agujero con un rebufo. Hay que aguantar las embestidas del río en el menor tiempo posible. Deguil no lo hizo bien en dos clasificatorias, pero ganó la prueba». Los diez primeros de las clasificatorias pasaron a la final, que es a una manga». La prueba contó con 23 participantes y ninguna chica. «Hay pocos que puedan descender en este tramo y menos en una carrera. Hacen 250 días al año en los ríos y están muy en forma». Hubo participantes de Francia, el País Vasco, Cataluña y un aragonés destacado, Mariano Alós, que fue séptimo.

La longitud del kayak en esta modalidad es de 2,70, más corta que en eslalon, de plástico y con un peso mínimo de 18 kilos. «En el eslalon pasan puertas y aquí es camino libre y no pasas por ningún sitio obligado. El piragüismo federado no lo considera una modalidad y no recibimos ayudas pese a estar federados. Por eso lo organizamos desde la empresa River Gurú, que está en Murillo de Gállego.

Hay dos tipos de participantes. «Los que vienen de la competición de eslalon, buscan más la adrenalina y tienen la técnica. Otros provienen de la aventura y exploración de ríos por el mundo. Tiene más nivel de dificultad, pero compitiendo son peores porque no saben medir sus fuerzas. Las líneas más bonitas las hacen piragüistas de expedición».