La derrota del Real Zaragoza ante el filial del Sevilla corroboró un aspecto que parece no estar totalmente asentado en la mentalidad del aficionado. La Segunda División es impredecible y no tolera despistes. Si lo haces mal lo acabas pagando caro. Al conjunto zaragozano le cortaron las alas unos chavales cargados de entusiasmo, pero la derrota no debe de ser el objetivo de críticas punzantes o miradas ácidas. Fue un partido para estudiar y analizar, del que extraer aspectos a mejorar. Como la cantidad de ocasiones que el Zaragoza está concediendo en los últimos partidos.

Este equipo es el mismo que alcanzó el sorprendente registro de seis triunfos consecutivos, es por ello que la confianza debe de mantenerse impoluta. Sin embargo, el Real Zaragoza está recibiendo un torrente de ocasiones por encuentro. Se trata de un síntoma peligroso, puesto que revela que el equipo es más susceptible a encajar goles. La escuadra blanquiazul ha recibido de media 13 ocasiones y 5 tiros entre los tres palos a lo largo de este curso, aunque la repercusión en cuanto a goles encajados ha variado según el tramo de la temporada. En la primera vuelta, al Zaragoza le penalizaban más los errores puntuales. Muchas veces le tiraban poco y se marchaba con algún tanto en contra. Esta dinámica se modificó en esta segunda parte del campeonato, donde las ocasiones visitantes se habían reducido considerablemente.

Tras el partido frente al Lorca, el Real Zaragoza apenas recibía 3,5 tiros a puerta en cada choque. Una estadística favorable que revelaba la mejora del equipo en el registro defensivo. Además, la figura de Cristian Álvarez se alzó como el salvador en diversas ocasiones. El meta argentino ha conseguido de desbaratar muchas de las oportunidades visitantes; cuando los rivales tenían una oportunidad manifiesta para marcar se topaban con el santo rosarino. Un elemento determinante para sostener al equipo cuando lo requería, puesto que el fútbol también es de los guardametas.

OBLIGADOS A MEJORAR

Esta progresión en la zaga se desestabilizó después de la visita de los blanquillos a El Sadar. Osasuna fue un ciclón. Se podía presuponer de antemano que el choque andaría por esos derroteros. Los navarros disfrutaron de 23 oportunidades de gol, trece de ellas fueron dirigidas entre los tres palos. La labor de Cristian evitó la goleada, y el bombardeo rojillo quedó maquillado por la puntería certera de Borja Iglesias.

Este partido dejó preocupado al preparador zaragocista. Así lo expresó Natxo González en rueda de prensa, conocedor de la marabunta de ocasiones que recibieron aquel día. El vitoriano avisó, el Real Zaragoza no se puede permitir que le generen tantas ocasiones, «no podemos sobrevivir con la cantidad de intervenciones de nuestro portero», aseveró.

Ante el Sevilla Atlético se prolongaron las ocasiones visitantes, pero con un matiz diferencial, se trataba del colista y un equipo escasamente goleador. Hasta trece oportunidades disfrutaron los diablos sevillistas, siete tiros a puerta que fueron dagas afiladas para Cristian. El meta no pudo detener el gol de Mena. Era la cuarta vez en 40 minutos que el filial sevillista realizaba el mismo disparo; control desde la frontal, tiempo para pensar y tiro buscando la escuadra. Al final tuvieron premio a su insistencia.

En los dos últimos partidos, el Real Zaragoza ha recibido un total de 36 acometidas visitantes y 20 disparos a portería. Aún así, solo ha encajado dos goles. Algo que evidencia que, en estos momentos, al balón le cuesta llegar al fondo de las mallas. Una virtud negativa que el conjunto aragonés debe de corregir para ser aún más competitivo.