El Huesca hizo oficial ayer la incorporación de Borja García para la presente y las siguientes dos temporadas. Una contratación en la línea de las que se han completado en la segunda experiencia del club en la Primera División, una pieza que se añada al grupo que obtuvo el ascenso aportando experiencia y ocupe un rol de peso en los planteamientos de Míchel Sánchez, entrenador que conoce a la perfección lo que Borja puede dar a esta plantilla.

A cambio del abono de unos dos millones de euros al Girona, la llegada del centrocampista creativo se acopla a la perfección a la idea que arrastra Rubén García, responsable de la secretaría técnica, en su proyecto para cimentar al equipo altoaragonés en Primera. Como las anteriores adquisiciones de Gastón Silva, Andrés Fernández y Pablo Maffeo, el medio madrileño es una pieza contrastada en LaLiga, competición que ha disputado con el Girona y el Córdoba y que conoce perfectamente.

Borja no es un melón por abrir, ni una promesa ni un veterano de vuelta. Es una realidad que alcanza este periplo en su mejor momento de forma (29 años). Su trayectoria viene avalada por sus números y por sus actuaciones. Once temporadas como profesional, ocho en Segunda y tres en Primera. Acumula 98 partidos en la élite y, tras no obrar el ascenso con el cuadro catalán, ha decidido cambiar de destino para recuperar la categoría que su calidad merece.

Centro de aire ofensivo, con llegada y apto para la creación, Borja Garcia no es un desconocido para Míchel Sánchez. Incluso fue su sombra. Cuando el extremo vallecano apuraba sus últimas gotas de fútbol, el joven Borja intentaba reflejarse en su ejemplo en sus pasos como debutante. Fue en la temporada 2010-11 en la que ahora entrenador y pupilo coincidieron en el Rayo Vallecano, con el que debutó en Segunda con solo 18 años. No será el único conocido que encontrará en el vestuario del Alcoraz. Con el lateral Pablo Maffeo firmó el notable paso del Girona por Primera y con Pedro Mosquera y Jorge Pulido compartió lecciones en el Castilla.

DESDE VILLAVERDE / Sin ser un goleador nato, sí mantiene un poder de llegada interesante. Cuatro goles y once asistencias en Primera División, aunque en su carrera acumula un guarismo de 52 tantos totales. Su mejor cosecha fue con el Córdoba en Segunda, alcanzando un récord de 17 dianas.

Nacido en Torremocha del Jarama, se formó en la mítica cancha de la Boetticher, feudo del humilde Villaverde, uno de los aledaños más significativos del circuito del fútbol modesto del Sur de Madrid. Emigró al Rayo Vallecano, con el que logró la internacionalidad con la U19 y un puesto en la plantilla que ascendió desde Segunda con José Ramón Sandoval. Su explosión llegaría al año siguiente en el Córdoba de Paco Jémez, ciclo que abrió los ojos del Real Madrid, que lo incorporó durante dos cursos a su cantera antes de volver al Córdoba para debutar en Primera, y dar el salto al Girona, donde ha permanecido cinco campañas, logrando otro ascenso y una estabilidad en el primer foco del fútbol nacional.

Está previsto que Borja García se incorpore hoy mismo a la disciplina del grupo y ya pueda ser alineado este domingo en la segunda jornada da Liga ante el Cádiz, la primera que se disputará en El Alcoraz después del debut con buenas sensaciones en Villarreal (1-1) del pasado domingo. El Huesca presentará su nuevo fichaje esta misma semana.

La polivalencia de Borja será un buen complemento para los planteamientos de Míchel Sánchez. Su posición natural es la de enganche con el ataque, aunque también puede ocupar la posición de segunda punta o medio creativo, además de acostarse en ambas bandas, dando muchas alternativas para entrar en el once.