El botón del pánico que lleva a los clubes de Primera División a destituir entrenadores con las temporada en marcha sigue muy activo tras haber protagonizado la pasada campaña un récord en este siglo XXI y el último en apretarlo ha sido el Villarreal, que ha protagonizado la quinta destitución del ejercicio al prescindir de Javi Calleja.

Antes habían sido despedidos Leo Franco, del Huesca, Julen Lopetegui, del Real Madrid, Antonio Mohamed, del Celta de Vigo, y Eduardo Berizzo, que saltó del banquillo del Athletic hace apenas una semana.

Los números son parecidos a los de la pasada campaña, en los que el quinto cayó tras la décimo tercera jornada, dos antes que en esta. En total, hubo trece cambios forzados, sin tener en cuenta los de los interinos ni la dimisión de Manuel Márquez en Las Palmas, una cifra inédita desde 2000.

La impaciencia se ha vuelto a acentuar. Lejos queda aquella campaña 2013-14 en la que sólo hubo cinco destituciones, aunque tampoco ha vuelto la vorágine de los años 90 con Jesús Gil como agitador. En el recuerdo queda aquella temporada 1993-94, en la que seis entrenadores se sentaron en el banquillo de su Atlético.

Los resultados

La creencia de que las destituciones no suelen arreglar nada no se cumple del todo por ahora. De los tres cambios consolidados, dos han sido claramente positivos.

La salida de Lopetegui, marcada por su extraña llegada tras su despido de la selección española y propiciada por la manita del Barça, ha dado aire al Madrid. Con él sumó 14 puntos en diez partidos ligueros, mientras que con Santiago Solari lleva 12 en la mitad de encuentros.

Tampoco le ha ido mal al Celta, que con Mohamed logró 14 puntos en doce choques y que con el portugués Miguel Cardoso, lleva seis puntos en tres.

En cambio, el Huesca no ha mejorado. Con Franco sumó cinco puntos en ocho partidos, un balance pobre que no superará Francisco Rodríguez, que sólo si gana su próximo choque lo igualará pues lleva dos puntos.

Los siguientes

El propio técnico almeriense está entre los señalados para ser relevado si los resultados siguen sin llegar. En cambio, Mauricio Pellegrino en el Leganés y Sergio González en el Valladolid, cotizan al alza tras estar cuestionados.

Hay dos casos especiales. En el Valencia, Marcelino García Toral fue el artífice de su renacimiento pero no da con la tecla esta temporada y tiene al equipo más cerca del descenso que de la Champions. Aún así, la confianza en él es total de momento.

Luego está Míchel Muñoz que, extrañamente, aguanta por la afición del Rayo. Hace unas semanas, tras una nueva derrota, decenas de seguidores, micro en mano, le juraron fidelidad. No lo vamos a abandonar nunca, anunciaron antes de cantar Nos sacó de Segunda, del Rayo hasta la tumba, Míchel contigo siempre" y sacarle unas lágrimas. Pero eso es la excepción, el eslabón más débil siguen siendo el entrenador.