La consagración en la Copa América, esquiva para Brasil desde hace 12 años y tan distante para Perú pues ni el más veterano de sus jugadores actuales había nacido en 1975, tiene una cita (22.00 h. DAZN) con ambos países en un estadio especializado en gestas, coronaciones y desengaños, el Maracaná de Río de Janeiro.

Hace 15 días, el 22 de junio, Brasil vapuleó a Perú por 0-5 en el cierre del grupo A y la permanencia de la blanquirroja solo fue posible por una combinación de resultados ajenos que la dejaron instalada en los cuartos de final con angustia y por la vía alterna que premia a los dos terceros con mejores notas.

Con tales antecedentes resultaba improbable imaginar un nuevo encuentro entre ambas selecciones, ya con el objetivo de dirimir la conquista del título, que para los peruanos sería el tercero y para los brasileños el noveno. Pero la percepción de que hay un abismo futbolístico entre la Canarinha, invicta e imbatible hasta hoy, y la Bicolor, guerrera e impredecible durante toda la campaña, quedó desmontada en sus siguientes encuentros. «Una vez que se llega a una final, lo único que queda es ganarla», avisó el entrenador argentino Ricardo Gareca el miércoles pasado en medio de la euforia de la clasificación a la final.

La ambición peruana, que hoy estará reforzada con la presencia en las tribunas de unos 5.000 hinchas, y la graduación como seleccionador importante de Gareca tendrán que superar el rocoso muro que comienza a tomar forma en la renovada selección con Tite al mando.

Coleccionista de títulos internacionales entre 2008 y 2013 con los clubs brasileños Internacional y Corinthians, la asignatura pendiente de Tite es llevar a la selección verdeamarela a la conquista de títulos. El examen en el Mundial de Rusia lo perdió Tite y la Copa América aparece como su primer desafío para renovar la apuesta por una renovación incluso sin la sombra polémica de Neymar.