Ha tenido que llegar el Casademont Zaragoza para hacer lo que no había hecho nadie, ganar al Falco en Szombathely, donde acumulaba 19 victorias seguidas. Lo ha hecho, además, por mérito, y en el momento en que más lo necesitaba. Corrigiendo su error en casa ante el Bonn y despejándose el camino hacia la clasificación en el grupo D. Ahora tiene el desempate ganado con el Falco y también con el Besiktas, así que la siguiente fase está en su mano. El equipo de Fisac ha estado muy serio toda la tarde, ha superado sus momentos de debilidad, ha empezado mandando al ritmo de DJ Seeley y ha terminado agarrado al acierto de Brussino, al que se le caían los puntos de las manos (70-77).

El Casademont de Hungría ha sido el Casademont de verdad. Nada de esa versión europea algo más contemplativa y confiada. Los jugadores de Fisac han salido a por el partido desde el inicio y con las ideas muy claras. Los dos objetivos básicos del equipo aragonés eran imponer un ritmo alto de juego y dominar el rebote y el guion se ha cumplido a la perfección sobre todo en el primer cuarto. Con un Seeley espectacular que ha hecho 15 de los 19 puntos de su equipo y 8 capturas ofensivas, el partido estaba donde quería el Casademont.

Claro que la velocidad tiene sus riesgos y, uno de ellos, es el descontrol. El partido estaba vivo, muy vivo, con un ritmo muy alto pero sin ningún dominador claro. Y el Falco también ha demostrado desde el inicio por qué llevaba tantas victorias seguidas en casa, así que el duelo ha ido oscilando a un lado y a otro. El conjunto aragonés ha conseguido su máxima ventaja con un 21-31 pero luego ha encadenado una serie de errores, de pérdidas fundamentalmente, que han provocado un parcial de 12-0 del conjunto local que pusieron el 32-31. En esa locura el Casademont ha respondido con otro 0-6 y la primera parte se ha cerrado con un triple espectacular de Barreiro desde ocho metros (39-42).

UNA EXHIBICIÓN / Si los primeros minutos han sido de Seeley, con otra exhibición de clase y calidad del escolta, primero anotando y luego asistiendo, la segunda parte ha tenido acento argentino. El partido transitaba hacia una zona peligrosa, sin que nadie tomara las riendas y, para colmo, con San Miguel fuera, lesionado, con problemas musculares en el abdomen. Los parciales seguían yendo y viniendo y Ennis ha tenido que hacer de base para descargar un poco a Alocén y lo cierto es que el canadiense se ha defendido bastante bien. De hecho ahí ha comenzado el Casademont a consolidar su dominio. Ahí ha emergido Brussino.

Al argentino se le ha calentado la muñeca y ha empezado a anotar prácticamente todo lo que lanzaba. En un momento había hecho 14 puntos y el Casademont ha alcanzado su máxima ventaja, 11 (57-68). Ni aún así ha podido estar tranquilo el equipo aragonés porque el Falco ha vuelto al partido aprovechando los despistes visitantes y sus buenos tiradores exteriores. Pero ahí estaba Brussino para apagar todos los fuegos. Con 70-72 a 2.21 del final parecía que todo era posible aún y, sin embargo, ha sido el final.

El escolta ha anotado un triple a una pierna, a tablero y mientras sonaba la bocina y, poco después, ha cerrado el partido con un mate tras una gran acción de pizarra en un saque de fondo. El Casademont ha sufrido durante 39 minutos para no sufrir el último y ganar bien. Apoyado en un buen esfuerzo colectivo a la hora de defender, en la actitud adecuada desde el minuto uno y en la calidad de sus tiradores. La Champions se ve ahora de otra manera. En Europa ya no hay niebla para el Casademont Zaragoza.