La primera parte de la operación policial terminó ayer con la puesta a disposición judicial de los 21 primeros detenidos por su participación en la reyerta que el domingo acabó con la vida del hincha del Deportivo de la Coruña Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, de 43 años. Ahora arranca la segunda fase, y más importante.

La brigada de información de la Jefatura Provincial de la Policía de Madrid trata de encajar las piezas que permitan identificar y localizar a los autores del asesinato del ultra del Riazor Blues. Los sospechosos están entre el centenar largo de seguidores del Frente Atlético que a orillas del Manzanares se enfrentaron violentamente con navajas y barras de hierro con sus rivales gallegos. Los investigadores repasan minuciosamente miles de horas grabadas por distintas cámaras de seguridad para identificar a todos los participantes en la pelea.

Entre los investigadores no cabe la menor duda de que darán con ellos. En las últimas horas, un grupo de la brigada de información se centró en los atestados de los detenidos. Todos fueron acusados de riña multitudinaria y atentado contra la autoridad. Y anoche, los 21 detenidos durante los altercados, fueron puestos en libertad con cargos.

EXTREMA DERECHA

La brigada de información dispone de datos sobre quiénes mandan y forman la peña futbolística del Frente Atlético. Un grupo muy dispar de aficionados, controlado desde los años noventa por líderes de la extrema derecha, y dividido en varias secciones. Sus integrantes pueden rondar los 2.000. Tienen un carnet de socio, pagan una cuota y hasta ayer disponían en las instalaciones del Vicente Calderón de un cuarto que hacía las funciones de almacén para guardar pancartas, símbolos e instrumentos musicales y megafonía.

Por el momento, el abultado atestado policial descarta que los hinchas del Riazor Blues y del Frente Atlético hubieran quedado previamente para pelearse. Para los investigadores, a falta de encontrar pruebas rastreando en los foros cerrados de los ultras y en los teléfonos y cuentas de correo de algunos miembros de las dos hinchadas, el encontronazo fue fortuito.

¿Y se pudo evitar? Ese es otro tema. Las delegaciones del Gobierno de Galicia y Madrid siguen enzarzadas en una guerra de desmentidos. El coordinador de seguridad del Deportivo, que es un policía, envió el jueves una nota informativa a la Oficina Nacional de Deportes alertando de que medio centenar de radicales del Deportivo «podrían» desplazarse al Vicente Calderón. La Oficina derivó el documento a la Comisión Antiviolencia que al no ver información contrastada no elevó el nivel de riesgo del encuentro. Ese coordinador policial no informó del posible desplazamiento a la brigada de información de la Coruña, ni mucho menos a sus colegas de información de Madrid. Ni se preocupó en derivar los datos a policías gallegos para que fueran estos los que confirmaran si habría o no ese «arriesgado» viaje de radicales hasta la capital.

Esa cadena de errores provocó que los hinchas del Deportivo llegaran hasta los alrededores del Vicente Calderón sin la protección policial habitual que tienen en sus desplazamientos a campos con hinchadas rivales.