A cada día que el 30 de junio se acerca, y ya está más próximo de lo que una resolución saludable de este culebrón hubiera aconsejado para el bien del Real Zaragoza, y a cada nuevo auto del juez Picazo, le quedan menos capítulos al sinuoso proceso de la venta del paquete accionarial de Agapito Iglesias. Estamos en la cuenta atrás de este tortuoso camino con el futuro deportivo, económico e institucional de la SAD en el aire, sin nada planificado para la próxima temporada y con dos candidaturas visibles en la carrera final.

Una, a la que ha puesto cara y voz Mariano Casasnovas, gestada en el cerebro del propio soriano, luego evolucionada con disensiones y nuevas incorporaciones (el grupo podría elevarse a once miembros), con acento aragonés y pilotada y bendecida por el sistema, por supuesto también por Agapito. Esta candidatura oficialista, que eligió erróneamente portavoz --condenado por la Justicia por un delito fiscal--, algo que debería corregir, tiene el rechazo de una significativa masa de zaragocistas. Si hasta ahora no ha fructificado ha sido por una mera cuestión económica, no por falta de deseo.

Tras ella se encuentra una segunda opción, nacida en Javier Láinez, una de las principales voces opositoras de Iglesias, encauzada a través de la figura de un empresario pakistaní llamado Kadir Sheikh y con el importantísimo gancho popular de Nayim. Se trata de una propuesta no oficialista, que cuenta con un activo número de fieles que han puesto toda su fe en la idea, alentados por la confianza que les inspira Láinez y de la que Sheikh se ha beneficiado por un simple efecto dominó, no por el conocimiento de su figura, hasta hoy casi desconocida. Ni buena ni mala, simplemente desconocida. Quienes le han tratado hablan de un empresario multifuncional, con posibles y que vive en la zona noble de Barcelona. En Aragón, sin embargo, ha dejado dudas en alguna negociación reciente con varias empresas textiles.

La elección está al caer. Pero por el camino quedarán cadáveres, habrán surgido nuevas rencillas y más disputas por la infame gestión de Agapito del proceso de venta.