La cadena no tiene fin. En la cadena de desgracias que asolan al Barcelona hay cada día algún lesionado más para complicarle la vida a Frank Rijkaard. Ayer fueron dos jugadores (Etoo y Giuly) los que ingresaron en el parte médico habitual del Camp Nou. Ayer, el club comunicó que el camerunés estaba ingresado en un hospital de París tras pasar antes por una clínica de Duala, aquejado de una fuerte gastroenteritis, que le impedirá jugar el sábado con su selección en Sudán, y que Giuly hizo un viaje relámpago e inútil a Francia porque padece una lesión muscular en la pierna izquierda.

De momento, el Bar§a espera que Etoo reciba hoy el alta médica tras vivir una odisea, pero asume que Giuly lo tiene difícil para jugar el derbi del próximo 16 de octubre en Montjuïc. Y Rijkaard, entretanto, se lo mira todo con preocupación porque pierde piezas básicas. En estos dos casos, al menos, no son problemas tan graves como los de Edmilson, Motta y Gabri. Pero al técnico no le ha gustado que la epidemia lesional , como ha sido calificada por los propios médicos del Barcelona, se haya convertido en un asunto de debate periodístico, que ha traspasado las paredes del vestuario.

MALESTAR DE RIJKAARD A su manera, pero lo dijo. Sin gritar, sin poner mala cara, sin alzar la voz, pero lo dijo. Está enfadado Rijkaard. "Hay que comunicar las soluciones cuando es posible, si se dan todos los matices a la prensa es más complicado", aseguró ayer el técnico en una entrevista a TV-3. "No hace falta decir todas las posibilidades que existen sobre las lesiones", explicó, quejándose de que los médicos pidieran cambiar el calentamiento y reclamaran además a los jugadores que mejoraran su concentración previa. Eso no ha sentado nada bien en el vestuario porque bastante problemas tiene Rijkaard ahora mismo para que se creen otros.

Para empezar, el técnico sólo cuenta con 13 jugadores en perfectas condiciones físicas. Hay dos porteros (Valdés y Rubén, del filial), cinco defensas (Puyol, Van Bronckhorst, Oleguer, Márquez y Fernando Navarro), cuatro centrocampistas (Xavi, Deco, Iniesta y Gerard, aunque éste arrastra una preocupante pubalgia) y sólo dos delanteros (Larsson y Ronaldinho). No hay más en el Bar§a, con el riesgo de que la gran mayoría están repartidos por el mundo por los compromisos de las diferentes selecciones. En Francia estuvo, por ejemplo, Giuly.

DOCUMENTO BAJO EL BRAZO Pero el pequeño delantero se fue con un documento bajo el brazo --un parte médico--, que le hizo volver prácticamente de forma inmediata. No se lesionó con la selección francesa porque ni tan siquiera se entrenó. Llegó, enseñó el documento a los médicos de su país y regresó a Barcelona, con unas viejas e incómodas molestias musculares que no le garantizan que Rijkaard lo tenga en el derbi. "Sufre una severa contractura en el músculo recto anterior del cuádriceps del muslo izquierdo", comentó Lluís Til, quien cruza los dedos para que no vuelva ningún jugador lesionado más del periplo de las selecciones.

Rijkaard también lleva días, semanas, cruzando los dedos frente a esta maldición que parece no tener freno. Y, al mismo tiempo, mira de reojo al mercado. "Si podemos hacer un fichaje que ayude al equipo, lo haremos. Pero con tranquilidad. No hay que fichar por fichar", aseguró el técnico, intentando trasladar una imagen de tranquilidad, recordando que la reacción del Bar§a en la pasada temporada fue con un equipo fijo. Rijkaard dice estar tranquilo, mientras los futuribles se venden. "Además del Madrid y del Deportivo, también me quiere el Bar§a", dijo ayer Javier Mascherano, el jugador argentino, de 20 años, del River Plate. "Claro que me gustaría ir al Bar§a", afirmó Edu, el centrocampista brasileño del Arsenal.