Le pasa casi siempre ante el Real Madrid, frente a rivales de tanta entidad y calidad. El CAI Zaragoza estuvo en partido durante casi media hora, a una distancia prudencial, con opciones de todo en apariencia, incluso tenía el balón en sus manos para intentar ponerse a dos en el marcador... hasta que el líder, al ritmo que marcó Sergio Rodríguez, aceleró y aceleró hasta que el CAI le perdió de vista, como si un Ferrari se midiera a un Seiscientos. La realidad es que el dominio correspondió siempre al líder, que continúa invicto, y que no dio la impresión de que el CAI creyera mucho de verdad en sus posibilidades. Al final 89-71, un resultado como otro cualquiera ante la diferencia que se vio en la cancha.

Se juntaron varios factores. La calidad indiscutible del Real Madrid y su costumbre ganadora, que convierten en una misión imposible el asalto al Palacio para un equipo como el CAI en circunstancias normales. Y por otro lado, la falta de instinto depredador del equipo aragonés, al que hasta la fecha no se le ha visto ir de verdad a morder y aprovechar las debilidades estructurales o circunstanciales de su rival. Además, los errores aragoneses facilitaron la labor local. Con tanta pérdida del CAI el Madrid podía dominar el resultado aun sin pisar el acelerador.

Así transcurrió la primera parte, con un Rudy renacido y siempre inspirado ante el CAI dando las primeras ventajas a su equipo y un Felipe Reyes tan dominador como agotador, protestando todo, absolutamente todo, lo que señalaban los árbitros. El CAI Zaragoza se aferró a una defensa en zona a pesar de que el Madrid se mostraba certero desde el 6,75, quizá confiando en que su rival debía de acertar menos en algún momento. Y la realidad es que al equipo aragonés no le fue mal, con un Landry especialmente inspirado en el segundo cuarto y un Jelovac haciendo números desde el principio. El CAI aguantó hasta el intermedio (48-40) a pesar de que ya acumulaba 13 pérdidas ante un Madrid que no terminaba de distanciarse a pesar de apariciones individuales.

FINAL ANTICIPADO

La mejora aragonesa tenía que pasar por la defensa, por una mayor intensidad que le permitiera correr, algo que apenas pudo hacer en todo el encuentro, pero no solo no sucedió sino que de pronto Sergio Rodríguez se vio libre, con espacios para pensar, imaginar y crear. El Chacho se puso las botas de dar asistencias y marcó el ritmo con el que se distanció el Real Madrid. El CAI no aprovechó para ponerse a dos o a uno con posesión a favor y, cuando quiso darse cuenta, ya había perdido el partido (71-57, minuto 30).

Encuentro como tal ya no hubo y, además, el CAI tuvo problemas para anotar, rebajando sensiblemente sus prestaciones en la segunda parte con un poco de Goulding y poco más. Casi cinco minutos estuvo el conjunto aragonés sin anotar en el último cuarto y luego solo alcanzó los 14 puntos. Además, le condenaron las 22 pérdidas, porque en la batalla del rebote se llevó la general (33-36) y no sufrió en exceso con las capturas ofensivas de su rival. Una derrota que debe doler lo justo en el equipo aragonés. Desde hoy mismo el CAI Zaragoza solo puede pensar en el Telekom Bonn y en sacar adelante el partido del miércoles en el que se juega su continuidad en la Eurocup.