El CAI Aragón volvió a ofrecer buenos síntomas aunque terminara cayendo en León y conserva la octava posición tras las derrotas de Antequera y Octavio, este en la pista del colista, a la espera de lo que hagan hoy Granollers y Naturhouse. Pese a algunos errores, sobre todo en ataque, y ciertos desajustes defensivos en algunos momentos, el bloque zaragozano sigue sumando motivos para creer tanto en la séptima plaza como en el éxito europeo. En León brillaron por encima del resto Pablo Hernández, especialmente en la primera mitad, y Stian Vatne. El especialista defensivo del equipo salió del pabellón con un inmaculado 8/8 en lanzamientos y asumió el liderazgo goleador de la primera línea.

El encuentro comenzó con un CAI Aragón alegre y con un Pablo Hernández especialmente inspirado. En tan solo diez minutos, el zaragozano ya acumulaba seis paradas (13 en 30 minutos), pero el equipo no tuvo el acierto necesario en ataque --tres palos incluidos-- para poner tierra de por medio. El CAI movía bien en ataque y dominaba en el marcador hasta que el Ademar abrió su defensa. Entonces al equipo zaragozano le costaba mucho más encontrar buenas posiciones de lanzamiento y cometió varios errores de pase que permitieron a los locales dar la vuelta al marcador.

Los árbitros no habían sido lo mejor de la primera parte. Muy atentos para señalar las faltas en ataque de los pivotes naranjas, en la segunda perdieron el control. Se liaron señalando exclusiones y estropearon el partido desquiciando a todos. El Ademar se aplicó en defensa y el CAI no encontró más referencia ofensiva durante muchos minutos que la de Vatne, infalible. Mediado el segundo periodo, el CAI pudo ponerse a uno (23-21) pero perdió el balón y propició el arreón del rival. Los locales pisaron el acelerador y encararon la recta final del partido con una cómoda renta. Faltaban cinco minutos y el Ademar ganaba por seis (30-24), pero dos latigazos de Vatne y dos contras de Sifre pusieron el miedo en el cuerpo a los maristas a falta de un minuto. Insuficiente para ganar, suficiente para creer.