La visita a Huelva sirvió para certificar lo que ya se sabía: que los onubenses son la mejor defensa de la Liga y que al CAI se le atraganta el tercer cuarto. Ambas premisas se cumplieron con precisión de reloj suizo en el encuentro de anoche, en el que el conjunto aragonés cosechó la octava derrota de la temporada. No tuvo oportunidades reales de victoria, no dio señales de vida salvo al principio, no mejoró su juego. El CAI mostró su peor cara en Huelva, ante un conjunto que, con mucho mérito y buen trabajo, ocupa la tercera plaza de la Liga. El quinteto inicial del Huelva resultó demoledor. El CAI no fue capaz de nada ni con los titulares, ni con los suplentes.

Los cambios del segundo cuarto no surtieron efecto y el CAI no consiguió ponerse nunca por delante en el marcador. Después sufrió dos parciales negativos, de cuatro y seis puntos de diferencia, respectivamente, que lastraron de forma definitiva al equipo, porque llegaron acompañados de sendas decisiones polémicas de los árbitros con un par de tapones ilegales que tocaron tablero y fueron dados por válidos.

SOLO UNO Unicamente Antonio Reynolds hizo un partido aceptable, con 19 puntos y 10 rebotes. El resto, desaparecido. Quintana movió el banquillo buscando una reacción, un cambio, un mínimo pulso que evitara el ingreso prematuro como cadáver de un equipo que oscila con demasiada preocupación entre lo mejor y lo peor que puede ofrecer de sí mismo. Pero únicamente en los primeros instantes hubo encuentro, algo de emoción, intriga por el marcador. Incluso al descanso quedaba tiempo para cualquier desenlace.

Sin embargo, llegó el tercer cuarto y, con él, la pájara de cada jornada. El Huelva, que no estaba dispuesto a rechazar regalos a estas alturas del año, aprovechó el bajón rival y cogió carrerilla hacia la victoria. Alcanzó una máxima ventaja de 77-58. Cuando la victoria ya era segura, los onubenses se relajaron y el CAI pudo, al menos, maquillar el resultado final, ofrecer una falsa apariencia de que el desastre no fue tan grande.

Un mayor acierto desde las líneas de triples y de tiros libres y una mejor situación defensiva permitieron al Huelva tomar las riendas del partido desde el principio y resolverlo con contundencia. Necesitaba el triunfo para certificar, por si quedaba alguna duda, su presencia en la Copa Príncipe. Estará con todo merecimiento, como uno de los mejores de la primera vuelta. Ese ímpetu acabó con la buena racha caísta de las últimas jornadas, aunque el equipo aragonés puede terminar la primera vuelta en una buena posición, lo que no puede servirle de relax porque le queda un largo y duro camino por delante.