Cerrar una crisis tan profunda como la que atravesó el CAI Zaragoza al principio de esta temporada no es sencillo. Ni se hace de un día para otro. Después de tres victorias consecutivas y una mejoría evidente en el juego, el equipo de Oscar Quintana dio ayer un paso atrás ante el Ourense en un partido desastroso, horrible a todos los niveles y ridículo en la anotación (sólo fue capaz de hacer 58 puntos). El CAI frenó de golpe su ascensión de manera inesperada en una pista donde ganó el año pasado de 30. Por ello, cayó de nuevo fuera de la zona de playoff de ascenso y volvió a despertar las dudas que habían desaparecido en las tres últimas jornadas. Al conjunto aragonés no le salió nada, lo hizo todo mal y cedió la séptima derrota con justicia.

El traspiés se empezó a fraguar a la vuelta del descanso, al que el CAI Zaragoza llegó con ventaja (25-33) no porque hiciera mérito alguno sino porque fue el menos malo de los dos. El partido fue un cúmulo de imprecisiones, de balones perdidos, un correcalles en el que el equipo aragonés quedó atrapado como en una tela de araña. Los números lo manifiestan mejor que nunca: el CAI acabó con una valoración conjunta de 34 por 85 de su rival, cedió 21 rebotes ofensivos y perdió 25 balones.

EL HUNDIMIENTO Fue en el tercer cuarto donde se fraguó el naufragio del CAI. En unos diez minutos patéticos, impropios de un equipo de categoría en la LEB, el CAI se hundió en sus propias dudas, en sus propias indecisiones y fue incapaz de atacar la defensa local. El Ourense lo aprovechó para coger una distancia cómoda en el marcador ante la inoperencia de su rival y las facilidades que daba en defensa y en el rebote, donde Sanguino y Wadood vivieron a su antojo (el primero capturó seis ofensivos y el segundo, nueve). El 24-7 del tercer cuarto describe a la perfección lo que ocurrió en el Pazo Paco Paz, donde el CAI volvió a ser aquel alma en pena que se hundió en la tabla en el arranque liguero.

El que, quizá, fue el peor partido del conjunto zaragozano en toda la temporada coincidió con el profundo bajón de juego de dos de las piezas claves en la recuperación de las últimas semanas. Matías Lescano y Asier García firmaron un partido deficiente y el CAI lo acusó.

DESASTRE COLECTIVO Pero no fueron los únicos. El resto del equipo les acompañó en la sinfonía desafinada. John Brown hizo ocho puntos y dos rebotes, Antonio Reynolds ocho puntos y seis rebotes, Galilea y Núñez sucumbieron ante la precisa dirección de Bernabé, Cilla volvió a jugar once minutos pero estuvo desafortunado, Ferrer fue infrautilizado y Urtasun, el único que acertó de cara al aro contrario, empañó su actuación con nueve pérdidas de balón. Por ello, el CAI cayó en las redes de un equipo débil, de cuatro jugadores, que dieron una lección defensiva y desquiciaron a un gigante que perdió el rumbo en el tercer cuarto y deberá encontrarlo el próximo viernes ante el Calpe.