El Bilbao era por si solito un pedrusco de complicada digestión como para facilitarle las cosas con contratiempos de última hora. Con la herida aún caliente de la derrota ante el Plasencia, con la impresión de que La Casilla es algo así como Alcatraz en la LEB, de donde escapar con el triunfo es casi imposible, con ela fuga de liderazgo al no poder contar con Lescano... la enumeración de razones en contra del CAI ya era suficiente para caer sin pensar mucho en un pesimismo previo. Pero éramos pocos y parió la abuela. De imprevisto, ayer, al equipo aragonés le miró un tuerto. O mejor dicho, se quedó con él. Otis Hill deja hoy (18.30, Antena Aragón) huérfano al ya limitado ataque zaragozano y encarece aún más la victoria tras sufrir en el último entrenamiento una inoportuna lesión en el ojo (erosión corneal), la misma que le impidió estar en Murcia la campaña pasada. Big O estará tres días de reposo y no podrá estar en Bilbao con sus compañeros. Mala noticia para afrontar un duelo delicado ante un rival directísimo por la lucha por los dos primeros puestos, los que dan el factor cancha en el playoff .

Julbe pone un circo y le crecen los enanos. Aunque quizá el dicho, de poder hacerse real, sería un alivio bien recibido para un CAI bajo mínimos. Sin Otis, ni Murcia, el técnico deberá hacer malabares para posicionar algún método de contención ante las potentes torres del Bilbao. Para la batalla por la zona, sólo estarán Mesa y Earl --dos pívots con dificultades para anotar-- y el remiendo de Ferrer. La aglomeración de bajas dejará con nueve jugadores a Julbe, sólo cuatro piezas de refresco en un envite de máxima dificultad y donde cualquier concesión al rival puede ser devastadora. El CAI le ofrece a primera vista muchos puntos flacos al Bilbao. Quizá el más visible, ante la falta de Otis y Lescano, será la ausencia de estiletes ofensivos, carencia multiplicada al ser el cuadro vizcaíno el mejor defensor de la Liga (73 puntos encajados de media). Por contra, el cuadro de Vidorreta es también el peor reboteador (636 en total), desnivel que se igualará por el limitado juego interior del CAI.

UN RIVAL RENQUEANTE El destino se presentaría aún más negro si la plaga de despropósitos no estuviera también implantada en Bilbao. Txus Vidorreta sólo posee la baja segura de Juanma Rodríguez pero tiene hasta cuatro tocados: Hamilton (dolor en las muñecas), Maluenda (golpe en un abductor), Sallier (contractura en la espalda) y Howard (tendiditis). En un principio, todos jugarán. Y es que en Bilbao nadie se quiere perder un encuentro crucial para descifrar su futuro. A ambos equipos les separa un puesto (segundo y tercero), aunque en esta mínima distancia caben dos victorias. Ante la misión de captar una victoria y acercarse al CAI, La Casilla presentará la mejor entrada del año (casi 5.000 aficionados).

Más presión para la cancha más hostil de la LEB, sólo saboteada por el Cáceres esta temporada (71-86), la única vez que los locales no anotaron más de 80 puntos ante los suyos. Desde esa excepción, el cuadro de Vidorreta lleva allí cinco victorias seguidas. Aunque lo que gana en casa lo pierde fuera. No ha vencido como visitante desde noviembre y cayó el miércoles en Los Barrios (69-74).

VIBRANTE Con todo, se espera un encuentro vibrante, de lucha, parejo al que se vio en el Príncipe Felipe en las semifinales de Copa (98-92). Una del pleno de tres victorias que posee el CAI en el triple enfrentamiento particular (pretemporada, Liga y Copa) que han vivido ambos equipos este año. En la ida, los zaragozanos ganaron de nueve (98-89), una renta que, como mínimo, deberán salvaguardar ante el final de Liga.