La situación del Real Zaragoza aterra. El peligro es muy serio y real mientras las jornadas van cayendo y las victorias no llegan. Sigue hundiéndose y ha vuelto a puestos de descenso a Segunda B. Palabras mayores. El caldo se va cociendo y está cercano al punto de ebullición. Entonces saltarán todas las alarmas.

Desde el descenso, en esta travesía escabrosa por el infierno de Segunda, nunca el Zaragoza había estado a estar alturas del campeonato en descenso. El empate del Elche en Córdoba dejó al conjunto blanquillo en la zona roja. Es algo que no había pasado más allá de la jornada cinco, con la lógica igualdad durante los primeros partidos. El único precedente fue hace cuatro jornadas tras caer con el Granada.

En el Zaragoza de momento se aboga por la calma en medio de la tempestad. No peligra Lucas Alcaraz a pesar de haber conseguido cuatro puntos de 18 posibles desde que se estrenase en Elche en el banquillo aragonés y no queda otra más que agachar la cabeza, seguir trabajando, sacar el orgullo y continuar dando pasos adelante, aunque ahora son como los del cangrejo: hacia atrás.

Después de perder ante el Granada, fecha en la que se cayó por primera vez a los puestos de descenso en esta temporada, el director deportivo salió a dar un mensaje de tranquilidad y puso algo de serenidad a la ya por entonces delicada situación. Varios son los motivos que llevan a tener calma a pesar del descalabro en la clasificación y del, hasta el momento, enorme fracaso de temporada. Uno es que en el club ven mejoría y que el equipo no es el mismo que con Idiakez, por lo que hay convencimiento en que los resultados acabarán llegando.

Por otra parte, Lalo Arantegui avisó en su última comparecencia pública de que no había que esperar una revolución en enero, una tónica habitual en temporadas anteriores. Sin embargo, las circunstancias obligan a que haya movimientos. El más evidente es el refuerzo para el centro de la defensa después de la lesión de larga duración de Grippo.

Tres partidos restan para que se abra el mercado. Tres choques, dos de ellos en casa, en los que el Real Zaragoza deberá sumar y capear el temporal deportivo. La duda está sembrada con algunos nombres como Bruno Perone (que estuvo cerca de irse al Almería al final del verano), Buff (con cartel y cuestionado aunque lesionado), Medina (cesión que no ha cumplido) o Raí (que no cuenta). Especial es el caso de Toquero, que podría anunciar su retirada en próximas fechas.

Mientras tanto, a pesar de que las sensaciones son mejores para la entidad, los números no dicen lo mismo. El Zaragoza goleó al Oviedo y comenzó ahí su calvario. Seis partidos duró el donostiarra en los que consiguió solamente tres empates y perdió los otros tres duelos. Unos pobres tres puntos de 18. Alcaraz lleva las mismas seis jornadas y la cosecha es de cuatro puntos repartidos en una victoria ante el Nástic, un empate con el Mallorca y cuatro derrotas (Elche, Granada, Alcorcón y Cádiz). Es decir, que solo mejora en un punto atendiendo solo a los números puros y duros. A seguir.