Ayer se disputó una etapa dantesca donde la supervivencia se quedó en un objetivo prioritario para algunos aspirantes a ganar el Tour mientras otros se lanzaron como suicidas a escribir un guión maravilloso de un olvidado ciclismo de leyenda. En un marco escalofriante, de altísimo riesgo, se generó una de las batallas más bonitas que ha tenido el Tour en los últimos diez años, con un claro ganador: Vincenzo Nibali. El italiano, que nunca ha disputado la París-Roubaix, se transformó en un sereno especialista del pavés apoyado en dos gregarios (Fuglsang y Westra), cerrando con éxito una gran etapa que le ha llevado a situarse tres minutos por encima de Contador. La jornada tuvo tantos argumentos que es difícil reparar en todos ellos. El primero la insaciable agresividad deportiva de los ciclistas que, lejos de amilanarse ante ese coctail infernal de agua, barro y pavés, aprovecharon sus mortíferos ingredientes para aplicarse en un ¡sálvese quien pueda! sin reparar en las consecuencias individuales y del propio colectivo.

Fue una locura. Docenas de caídas jalonaron más que un camino, un calvario de sudor y barro. El agua del bidón no era para beber sino para limpiar el barro de la cara. Parecían muñecos de feria que automáticamente retomaban su posición erguida cuando el perdigón --la caída-- hacía diana en ellos. Froome, de quien decíamos ayer que el alcance real de su absurda caída sería secreto de estado, dejó el Tour en su segundo resbalón. Efectivamente había ocultación al enemigo.

El Sky quedó descabezado y con Wiggins en casa. Ayer fue un día en el que la pájara y la caída, los dos grandes e irremediables enemigos de todo ciclista una vez que se han hecho presentes, fluctuaron a placer. Contador no fue al suelo; corrió con prudencia, pero el ritmo insostenible de la jornada, a 47 kms/h de media con agua y barro, le impidió avituallarse y al final, desfallecido, sucumbió al ataque bien estructurado de Nibali. Valverde, que también pasó momentos de zozobra, tuvo un disciplinado apoyo de su equipo. La etapa de ayer valió por un Tour.