Luis Alberto Hernando es una de las grandes referencias de las carreras de trail a nivel internacional como lo demuestra su historial. Ha ganado tres Campeonatos del Mundo de atletismo y otros tres de montaña y se adjudicó en tres ocasiones la Copa del Mundo. Este año tenía muy buena pinta para el atleta del Adidas puesto que se impuso a finales de febrero en la localidad cántabra de Isla. «Eran 27 kilómetros y me venía muy bien de entrenamiento para carreras largas. La primera de ellas era en Penyagolosa, una prueba clasificatoria para el Campeonato del Mundo. Iba a ser este fin de semana», indica.

Hasta que toda su planificación se fue al 'garete' en marzo por el coronavirus. Desde entonces Hernando se ha olvidado de los exigentes entrenamientos y se dedica a la vida familiar y a su cotidiano trabajo en la Guardia Civil. «Pertenezco al GREIM, pero ahora no tengo este cometido puesto que no hay nadie en la montaña. Son circunstancias excepcionales y reforzamos las necesidades de la situación. Hemos cambiado los objetivos y trabajo 37 horas y media a la semana con el estado de alarma en la seguridad ciudadana, patrullando, informando a la gente y controlando que no haya gente en la calle», apunta el atleta burgalés.

Ahora más que nunca Hernando se vuelca con su familia. «Estoy confinado en Jaca en casa y me entreno poco. Hago deporte de entretenimiento, sin planificación. Lo importante es no tirarse al fango, no perder tono muscular y, cuando nos den rienda suelta, entrenar».

De este modo, no tiene una planificación para entrenarse durante esta época. «Tengo un rodillo en la bici y voy haciendo. Pero no tengo un horario fijo y hay muchos días que no me entreno. No tengo tiempo y cuando llego a casa no tengo ni ganas de entrenar». El matrimonio está ocupado toda la semana con su trabajo. Nieves, su esposa, tiene su labor en una entidad financiera y tienen dos niños, Martín, de cuatro años y Óliver, de uno.

Por ahora, no echa de menos salir al monte a correr. «Estamos muy liados en casa con los niños. No pienso en salir al monte porque hay días que ni me acuerdo de entrenar. Echo de menos otras cosas como sacar a los niños y que jueguen con los amigos más que entrenar en el monte».

Hernando no mira la botella medio llena y no le ve ningún beneficio a este parón. «No me viene bien esto puesto que con 43 años me cuesta poco perder la forma y más recuperar que a un chaval de 25 años. Con los parones bruscos me salen los dolores, el tono muscular se descompensa y hay que intentar no parar del todo y preferiría hacer esto desde una manera más progresiva. Lo que tengo que hacer es no perder el tono muscular», reconoce.

El corredor no se pone una fecha para poder retomar la competición. «Desde el principio ya se veía que esto iba para largo y viendo las noticias se ve que esto se puede alargar. Para mí una buena referencia deportiva es el Tour de Francia. Hasta septiembre todo será del mismo palo. Podremos salir a entrenar antes, pero juntarnos en una carrera 200 personas lo veo bastante difícil».

No ve lo más oportuno salir a hacer ejercicio fuera de casa como en otros países. «Hay que priorizar la seguridad colectiva de los más vulnerables. Y, si nos dan la mano para salir a correr, cogeríamos el brazo y de la vuelta a la manzana saldríamos a dar la vuelta al barrio», dice.

Objetivo, Fuerteventura

Este año Hernando tenía la intención de no competir excesivamente teniendo como objetivo el Campeonato del Mundo que se celebra en Fuerteventura en noviembre. Los años no pasan en balde y el atleta tiene que competir menos para evitar las lesiones. «Tengo los ligamentos y el cartílago del tobillo derecho rotos y no entreno como me gustaría. Llevo 30 años compitiendo, no fallo en una carrera importante y eso pasa factura. Pero la idea era hacer una buena temporada», finaliza el campeón del mundo.