Un Tour no se improvisa de la noche a la mañana. Hay que cuidar muchos detalles. Y no sólo el entrenamiento o la puesta a punto para llegar a la carrera en las mejores condiciones. Lance Armstrong no es una persona a la que le guste dejar las cosas en el aire para atarlas en el último instante. No sólo es su frase: "Honestamente, no sé si estaré en el Tour", pronunciada al diario L´Equipe el sábado pasado. Hay muchos otros detalles que ponen en duda la presencia del tejano en la próxima edición de la ronda francesa.

Por ejemplo, si alguien entra ahora en la página web del hotel de Crillon, tal vez el más famoso de París, con sus enormes y lujosos ventanales mirando a la plaza de la Concordia, a apenas un par de centenares de metros de la típica llegada del Tour a los Campos Elíseos, podrá reservar sin ningún problema habitación para el domingo 24 de julio del 2005, el día en que finaliza la más prestigiosa prueba ciclista en la capital francesa. Eso sí, a partir de 490 euros (la oferta) y 620 de promedio por habitación. Hace apenas cuatro meses, Lance Armstrong reservó el hotel para sus invitados. Y, claro está, cerrar a cal y canto un establecimiento como el Crillon no se hace de la noche a la mañana.

El 25 de julio llegó el Tour 2004 a París. Esa tarde, el Crillon se convirtió en una auténtica fortaleza. Por una vez se permitió romper el fino protocolo. Las banderas estadounidenses y tejanas colgaban de la fachada del edificio, mientras policías y guardias de seguridad impedían el paso al hotel, rodeado de vallas, que se convertían en una verdadera muralla infranqueable. Ni siquiera se podía acceder al piano bar del establecimiento, a 60 euros la consumición. Y es que con sólo entrar en el Crillon ya se empieza a pagar hasta por el aire que se respira. En el 2003, 2002 y 2001, el hotel también había estado reservado por Armstrong pero, al menos, se permitía el acceso al piano bar, donde era posible esperar la llegada del tejano. Ahora, al parecer, Armstrong no tiene prisa por reservar hotel en París, en un Tour, el del 2005, que no contempla con la misma ilusión de otros tiempos. El debate estará servido al menos hasta finales de enero o mediados de febrero del 2005, cuando el estadounidense anuncie su calendario.

Las dudas del tejano

¿Lo correrá? ¿No lo correrá? Y es que, aparte del detalle del hotel, hay bastantes indicativos que ponen en duda la presencia del seis veces ganador del Tour en la próxima edición de la ronda francesa. No fue a la presentación de la prueba, que tuvo lugar el pasado 28 de octubre en París. Entonces, el director de su equipo, Johan Bruyneel, puso de manifiesto las incógnitas de su jefe de filas. Enseguida, el diario L´Equipe comenzó el debate, que empezó a cerrar el viernes pasado cuando Armstrong adelantó la posibilidad de no disputar el Tour del 2005.

Así que, mientras Armstrong aclara sus ideas, ya se puede reservar suite en el Crillon. Seguramente, en recepción, facilitarán el acceso a una zona de privilegio en los Campos Elíseos para ver llegar a los ciclistas. Faltaría más.