Me encantan esos momentos", resume Jason Robinson. Esos momentos son esos finales de película, esos segundos en los que, después de más de 39 minutos de tira y afloja, una sola jugada decide un partido, un solo lanzamiento, esos instantes con los que sueña cada jugador, por los que juega cada jugador. Lo que los americanos llaman el clutch time, que podría traducirse como el momento crítico o decisivo. O como ese instante en el que en una pista ajena, con la afición defendiendo como uno más, el marcador está 66-65, Robinson tiene la bola por detrás de la línea de triple con Sekulic enfrente, hace una finta de bote, amaga con ir a la izquierda, asoma por la derecha, se levanta desde cinco metros y lanza un balón perfecto que entra a falta de 1,7 segundos y da la primera victoria de la temporada al CAI Zaragoza.

¿Preparación, inspiración, suerte? "No tiene que ver con la suerte sino con la preparación. Entrenas estos tiros desde niño, te preparas para tener estos lanzamientos. Siempre piensas en tener la última oportunidad, el último tiro. Cuando lo ensayas cada día, estás preparado, es algo que sucede de manera natural. Fue una gran oportunidad y la aprovechamos. Me encantan esos momentos", resume el jugador. Desde luego, no era la primera vez que Robinson se jugaba la canasta decisiva en un partido en su extensa carrera. Claro que el final no siempre es el mismo. De hecho, la del domingo tuvo un aroma de déjà vu para el escolta de Tacoma.

Hace un año, el Gipuzkoa Basket tuvo la última posesión del encuentro con 76-75 en el marcador y siete segundos por delante. Tras un tiempo muerto de Sito Alonso, el balón fue para Robinson, máximo anotador de su equipo con 14 puntos, en la misma canasta que el pasado domingo, se levantó algo más allá de la línea de tiro libre pero su lanzamiento no entró y la victoria se quedó en Tenerife. "Para mí fue una pequeña revancha. La pasada temporada tuve la oportunidad, el tiro ganador en la misma pista, pero no entró el tiro y en esta ocasión sí. Me sentí realmente bien", reconoce el jugador, al que no le tembló el pulso ni se le apareció el fantasma de la temporada pasada para hacerle dudar. Era su momento.

INYECCIÓN MORAL

Así llegó la primera victoria de la temporada para el CAI Zaragoza. Aunque no fue brillante, siempre es más sencillo trabajar y crecer a partir de buenos resultados. Y el CAI también exhibió algunas virtudes, no se gana por simple casualidad. El equipo agradece la victoria y, sobre todo, la tranquilidad que aporta. "Necesitábamos esta victoria para no empezar con un balance de 0-2 y para la moral como equipo", indica Robinson, ya preparado para pensar en modo europeo. Mañana llega la Eurocup, una competición en la que el CAI se propone llegar lo más lejos posible. Eso sí, la mentalidad no cambia. "No tenemos que cambiar demasiado sino prepararnos duro", sentencia Robinson.