Denis Vavro cumplirá 25 años el 10 de abril. Justo el día después de que el Huesca juegue ante el Elche uno de los partidos más importantes de esta recta final de la temporada. La titularidad y la victoria serían el mejor regalo de celebración para este central que quiere volver a ser ese profesional que costó casi 12 millones de euros.

Ese fue el precio que pagó la Lazio al Copenhague hace dos veranos por él. Curiosamente, ese dinero lo utilizó el club danés para pagar la salida de Pep Biel al Real Zaragoza por 5 millones, luego algo menos por no haber cumplido alguna variable. El eslovaco había sido durante un par de temporadas un referente en el campeón de la Superliga de Dinamarca. Comparado por su altura de base de baloncesto (1,89), nacionalidad y demarcación defensiva con Martin Skrtel, del que se declara admirador absoluto, o de Milan Skriniar (Inter de Milán), fue una apuesta de Simone Inzaghi para su línea de tres, la misma en la que encaja ahora con Pacheta.

Sampdoria, Atalanta, Roma, West Ham o Watford se habían interesado por un defensa poderoso en dos dimensiones: por alto y en largo. Porque su pase lejano hacia la línea de delanteros es una de sus mayores virtudes y uno de los conceptos que podría explotar ahora en este Huesca de verticalidad ofensiva. Como su trallazo alejado, ese que impactó para dejar temblando el larguero del Osasuna. Su último gol, el único que anotó en Copenhague fue muy parecido, ante el CSKA Sofía en la previa de la Europa League. En su club de formación, en el Zilina eslovaco convirtió diez tantos en 93 partidos. Esta cualidad le convierte en una alternativa para lanzar penaltis.

Vavro nació en Partizanske, una ciudad del centro de Eslovaquia creada bajo otro nombre (Baovany) en 1938 para acoger a los trabajadores de una nueva fábrica de zapatos. En homenaje a la liberación de la ocupación nazi provocada por los guerreros comunistas partisanos se decidió rebautizar en 1949 a esta población de unos 22.000 habitantes. Aunque practicaba hockey hielo, patines que aún se calza en sus vacaciones, se decantó por el fútbol por herencia paterna, dado que su padre Augustin era jugador del Tempo Partizansje. Es este equipo estuvo su hijo Denis hasta que en júnior se incorporó al Zilina.

En el 2017 abrió la puerta a Europa. Campeón de Liga sobre el Slovan Bratislava, debut en enero con la selección nacional en un amistoso contra Uganda en Abu Dhabi, premio Peter Dubovsky al mejor futbolista U21 eslovaco y traspaso al Copenhague con un contrato de cinco años. No lo cumplió, culpa de dos campañas de éxito en las que alargó su presencia internacional con apariciones en las previas de la Champions y en la Europa League (40 partidos entre ambas), en la que fue eliminado en octavos por el Atlético de Madrid.

Simone Inzaghi

Las lesiones y la falta de confianza de Simone Inzaghi le llevaron a un segundo plano, a jugar únicamente 18 partidos en la Lazio, uno esta temporada, y a dejarle fuera de las convocatorias con Eslovaquia (11 internacionalidades). Sus últimos minutos fueron el pasado 14 octubre ante Israel en la UEFA Europe League. Una pubalgia canceló la cesión al Genoa en febrero antes de que el Huesca apostara por su incorporación, la única en el último mercado invernal.

Su recuperación retrasó su debut hasta el partido ante el Barça y su entrada en el once ante el Osasuna, en el central derecho, trasladando a Pulido al rol de líbero, y enfrentándose por su banda a Jony, el asturiano con el que tanto banquillo compartió en la Lazio. Un tirón muscular le hizo salir antes de tiempo en un encuentro en el que la Huesca no recibió tantos. Recuperado, no parece impedirle jugar este viernes fuera ante el Levante. Si es el Vavro de Dinamarca será una grandísima noticia.