Han sido diez meses en los que Carlos Mayo ha tenido que hacerse fuerte para superar las adversidades. Fue en el pasado mes de noviembre cuando notó las primeras molestias en su rodilla derecha en el Cross de Atapuerca. Desde entonces parones constantes en su preparación hasta que se detuvo definitivamente hace cuatro meses. Ahora ve las cosas con optimismo. Antes de los Europeos tomó la decisión de que el 28 de agosto pasará por el quirófano. La operación la realizará en Madrid el doctor Guillén.

Esta última semana se le pusieron los dientes largos viendo los Campeonatos de Europa en El Provencio, el pueblo conquense donde nació su padre y donde Mayo está pasando las vacaciones. Lo que más le ha impactado ha sido «lo que ha hecho Jakob Ingebrigtsen. Es una burrada. Ya me flipó el 1.500, pero su superioridad en el 5.000 fue insultante y el gesto de chocar la mano con su hermano como si estuvieran dando un paseo por el patio de su casa es una falta de respeto hacia los rivales. Creo en el deporte limpio y creo que lo que consiguen es gracias al trabajo».

Mayo declaró que Toni la liaría en los 5.000 metros. Pero se tuvo que conformar con el decimotercer puesto. «Psicológicamente se vino un poco abajo cuando se puso a tirar Jakob. Sentí un poco de tristeza, pero la carrera era de un nivel estratosférico. Corrí hace dos años y ni se parecía. Aunque Toni hubiera hecho una gran carrera, habría tenido complicado llevarse chapa», recuerda el atleta del Adidas, de 22 años. Mayo ha visto los Europeos como «un aficionado más y por eso me he divertido. He cambiado de chip y lo he visto como cuando era un niño pequeño», apunta.

En abril empezó a pasar consulta con el doctor Guillén. «Es una lesión por descarte. Me exploró la rodilla, me dijo que tenía una plica y me comentó que había dos opciones: infiltrar con corticoides u operar». La molestia la tiene en la parte interna de la rótula. «Parecía que funcionaba la infiltración, pero cuando empecé a entrenar de verdad me volvía a doler y paré definitivamente en mayo», afirma.

Lo peor era no contar con un diagnóstico. «No funcionaba nada y era un calvario. He tenido muchos peores momentos desde febrero hasta mayo. Si no corría, no me dolía. Lo peor era volver a intentar a correr y que me volviera a doler. Ahora ya tengo un plan y lo veo de otra manera. Me planteo objetivos a largo plazo sin agobiarme», afirma el atleta.

Los médicos le han comentado que la operación tiene una buena recuperación. «Si todo va bien, en tres semanas estaría corriendo después de pasar por el quirófano. En teoría es rápido, pero ya veremos. En diciembre espero estar en una forma decente para luchar por el Europeo de cross. Tengo unas ganas terribles de correr», explica.

Este año no ha tocado la pista. «Tan solo cuando le hice de liebre a Toni Abadía en el 3.000 del Memorial Juan Boix». Para no estar parado realiza un entrenamiento alternativo. «Hago todo lo que puedo. Intento nadar cuando tengo un sitio. Prefiero esto que una elíptica, que me resulta muy pesada. Pero todo lo que no sea correr me resulta aburrido. Disfruto más corriendo porque para mí el correr es como andar», reconoce.

Mayo no ha necesitado la ayuda de un psicólogo en toda esta travesía del desierto. «Me he derrumbado y me apoyo en la gente de alrededor, con la familia, Pepe Mareca, mi entrenador, Toni... Con ellos hablo y me desahogo y me han apoyado en todo momento. Como empecé a destacar tarde, tengo otros ambientes además del atletismo. Tengo mi grupo de amigos de la universidad, los del colegio... Es más fácil recuperarse de estas lesiones en Zaragoza, que interno en la residencia Blume donde solo se habla de atletismo», dice Mayo.

Lo que sí reconoce es que hace mucho tiempo no queda con su grupo de entrenamiento de José Luis Mareca. «A Toni llevo bastante tiempo sin verlo. Se hace duro estar con el grupo de entrenamiento. Si quedas con ellos a trotar un poco, lo que tienen en mente es hablar de atletismo. Si me pongo a pensar en eso, se me viene el mundo abajo. La clave para estar bien es centrar tu vida en otras cosas», explica el atleta zaragozano.