Nadie le quitará a Pablo Carreño Busta el logro de haber alcanzado su primera semifinal de Grand Slam en el Abierto de Estados Unidos pero Kevin Anderson es quien ha impedido que el hito del asturiano fuera aún mayor. El surafricano, un gigante de 2,03 metros de altura, que también debutaba en la penúltima ronda de un grande, ha desplegado sus cañones este viernes en la pista Arthur Ashe y ha logrado imponerse por 4-6, 7-5, 3-6 y 6-4 . El resultado asegura al número 32 del mundo un puesto en una final del domingo por la que también competían Rafael Nadal y Juan Martín del Potro.

Anderson ya había ganado a Carreño en sus dos encuentros anteriores, el último en agosto en Montreal. Pero ambos sabían que el escenario y lo que estaba en juego era diferente, y el español en aquel partido estaba aún retomando el ritmo tras la lesión abdominal que le obligó a retirarse en Roland Garros y le separó algo más de un mes de la competición.

A la semifinal neoyorquina los dos llegaban fuertes: Carreño sin haber cedido un set en sus cinco partidos anteriores y mostrando una fortaleza mental y una confianza que promete una nueva etapa en su carrera. Anderson, por su parte, se había mostrado en esas rondas anteriores casi imbatible en su servicio, con el 97% de sus saques ganados.

INICIO DETERMINADO

Quizá por la veteranía de Anderson, y pese a que Carreño está por encima en la clasificación mundial y como cabeza de serie del torneo, el surafricano partía como favorito para muchos, incluyendo quienes usan las casas de apuestas. Pero el asturiano arrancó el partido con una determinación y una velocidad que sorprendió a muchos. “Este chico es bueno”, decía un espectador a pie de pista viendo a Carreño.

Ese espectador solo constataba lo que se acababa de ver en el primer set: enorme solidez con el saque (con un 84% de sus puntos ganados en primer servicio) y gran concentración, aprovechando oportunidades y evitando errores. Carreño tuvo en esa primera manga solo uno frente a los 14 del surafricano y en 33 minutos daba el primer paso hacia el hito.

UNA DOBLE FALTA FATAL

Tantas ganas de elevar su propia historia como él tenía Anderson, que ha reaccionado y en el segundo set ha roto a Carreño para ponerse 3-1. Y aunque el asturiano ha recuperado la igualdad con un segundo 'break' en el siguiente juego, marcado con tres espectaculares 'passing shots' cuando el surafricano ha querido rematar en la red, y en el octavo ha salvado también dos oportunidades de Anderson de romperle, a la tercera ha llegado la vencida. Cuando Carreño servía para intentar llegar al tie break, Anderson se ha adelantado. Y lo peor que le podía pasar al asturiano ha sucedido. Con una doble falta ha entregado la manga.

El partido, sobre el papel, volvía a empezar pero algo ha pasado en la mente de Carreño, o al menos en su juego. Crecido, Anderson ha roto un servicio de Carreño y se ha llevado el tercer set. Lo mismo ha pasado en el cuarto. Y en el último punto, tras unos momentos de resistencia épica de Carreño, su última bola se ha quedado en la red y Anderson ha subido al cielo.

Es una decepción para Carreño pero un premio para la perseverancia y la fe del surafricano, el primero que alcanza la final de un Grand Slam desde que su compatriota Johan Kriek lo consiguiera en 1981 en el Abierto de Australia, aunque perdió el título con el estadounidense Phil Dent. Después de que una lesión de cadera le obligara a perderse Australia, Anderson descendió hasta el número 80. Nueve meses después de que le dijeran que igual necesitaba cirugía está en su primera final de un grande. “Significa el mundo” para él. Aún le queda un paso, pero este viernes por la noche anunciaba que se iba a dar “el lujo de celebrar”.