No, no es una hazaña vencer al Real Madrid por 17 puntos con una exhibición. Y no lo es porque este equipo está en el tercer puesto a una victoria del liderato de la Liga Endesa por unos méritos que ya no sorprenden, porque este grupo está haciendo historia con mayúsculas. El Casademont es campeón en orgullo, un orgullo de gigantes que rezuma intensidad, garra, coraje y muchísimo corazón, un estilo forjado a fuego en el ADN de un grupo que cree y que tiene una fe en sus posibilidades que rozan lo celestial. Disfrutan y hacen disfrutar mucho.

El Casademont hizo, ojo con esto, que pareciera fácil ganarle a todo un Real Madrid (84-67). Y por si fuera poco, llenó de euforia a las 10.200 personas que abarrotaron, guiaron y empujaron a su equipo hasta la extenuación. Como pidió el técnico en la previa, sus jugadores llegaron hasta el límite de fortaleza física para secar y desquiciar a todo un Real Madrid, un club de una entidad superlativa. Como si fuera sencillo empequeñecer a un rival de semejante enjundia.

Por poner en perspectiva la victoria ante el conjunto blanco, desde la temporada 10-11 y antes en la 87-88 no lograba vencer un equipo de Zaragoza (entonces el antiguo CAI) a Real Madrid y Barcelona en la misma temporada y, además, se igualó la mayor diferencia de puntos conseguida ante uno de los dos grandes del baloncesto.

Fue una absoluta locura y una lección de manejo de partido por parte del banquillo y de los propios jugadores. Una interpretación magistral. La segunda parte será para guardarla en el recuerdo, una exhibición de baloncesto con mayúsculas a ambos lados de la pista. Numéricamente, desde el empate a 47, el parcial del Casademont Zaragoza fue de 19-0. En cuanto a fortaleza defensiva, transiciones, acierto y, sobre todo, sentimientos, fueron unos minutos de pura magia, difíciles de explicar y preciosos de sentir.

Alocén despertó para ser ese león que ruge sin cesar, Ennis manejó el partido a su antojo con velocidad, potencia y pasión, Hlinason se hizo enorme bajo los aros, Brussino fue un titán defensivo y Radovic se erigió como un puñal ofensivo por su empuje. Esa rotación la mantuvo Fisac un cuarto entero y fue invencible.

Tercer cuarto de ensueño

Hasta esos minutos de deleite que mataron el partido y levantaron a la grada hubo que sufrir un poco. Aun así, los aragoneses fueron superiores a un Real Madrid mermado por las bajas de Llull y Rudy y la carga de partidos por la Euroliga y solo la intimidación de Tavares y chispazos de Campazzo, Carroll y Randolph mantuvieron a los blancos en el partido, pero a cuentagotas.

El 8-0 de inicio, que después pasó a ser un 16-10, estuvo cimentado desde la línea de tres, con mucho acierto. Se quiso alejar de la zona el Casademont y más cuando al minuto Justiz fue castigado con su segunda falta, pero ahí emergió Hlinason, que fue un coloso, junto a la intensidad a la hora de cerrar las líneas de pase madridistas. En total, 17 pérdidas forzaron a los blancos. Un arreón de Campazzo dejó al Madrid a tres puntos (20-17).

Sin tanta velocidad en el juego, los dos equipos sufrieron para atacar hasta que Alocén, negado hasta ese momento, dejó su sitio a San Miguel. A pesar de los tres triples de Carroll, a la carrera logró el Casademont ampliar la distancia gracias al incansable trabajo de Brussino y las canastas de Benzing y Seeley, que estaban con la muñeca caliente.

Tras el intermedio, las interrupciones para revisar el instant replay ralentizaron el choque y un extraordinario Randolph, con ocho puntos, le dio vidilla al duelo hasta que, mediado el tercer parcial y con empate a 47, se desató el terremoto aragonés.

Tavares prácticamente se autoeliminó del choque con una falta y una técnica en tres segundos. Se fue con cuatro al banquillo y Fisac reaccionó sacando a un Hlinason enchufado junto a Alocén y Ennis, que alborotaron con velocidad el duelo. Mención también para Radovic, excepcional en la segunda parte. Los rebotes defensivos y recuperaciones permitieron un baloncesto eléctrico, dinámico y de fantasía que fue la puntilla de un Real Madrid desquiciado y superado por todos los lados.

No contentos con el 12-0 para cerrar el tercer cuarto, el último siguió en la misma línea. Llegó a superar el Casademont por más de 20 puntos a todo un Real Madrid en un derroche de vigor y solo la honra de los blancos impidió que fuera una diferencia de puntos sonrojante. Los minutos finales fueron de pura fiesta en la grada y para las merecidas ovaciones a los protagonistas de una tarde de ensueño, unos jugadores que son uña y carne entre ellos, con su técnico y con sus aficionados.

Solo así se entiende que este Casademont siga honrando al baloncesto y se ancle al tercer puesto tras ser más grande que el gigante, que siga haciendo soñar a su afición en la Champions y que esté cerca de certificar su presencia en la próxima Copa del Rey. Y amenazan con no bajar el pistón y seguir haciendo disfrutar a la afición.

- Ficha técnica:

84 - Casademont Zaragoza (20+22+17+25): San Miguel (7), Seeley (12), Benzing (9), Barreiro (-), Justiz (2) -cinco inicial- Brussino (8), Radovic (14), Alocén (7), Krejci (-), Ennis (13), Hlinason (12) y Javi García (-).

67 - Real Madrid (17+16+14+20): Campazzo (6), Taylor (3), Deck (9), Randolph (10), Tavares (3) -cinco inicial- Causeur (2), Laprovittola (9), Garuba (1), Carroll (14) y Thompkins (10).

Árbitros: Pérez Pizarro, Torres y Olivares. Excluyeron por faltas a Tavares (min.32).

Incidencias: partido correspondiente a la undécima jornada de Liga disputado en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ante 10.200 espectadores.