El Casademont Zaragoza ya va en busca de la 16ª victoria en la Liga Endesa. Tras 20 jornadas disputadas, el equipo conduce un bólido imparable a velocidad de crucero que hoy (20.30 horas) puede ponerse a la altura de la cabeza de la tabla, ocupada por un gigante como el Barça. Algo realmente impresionante que se ha instalado en el día a día en el club como una rutina. Una inercia ganadora que llevó al equipo a clasificarse como primero de grupo el pasado martes en la Basketball Champions League. En el último segundo, un leve toque de muñeca en la suspensión de Ennis para vencer de nuevo y tirar la puerta abajo de un nuevo objetivo cumplido. Es realmente difícil aventurarse a ponerle techo a este equipo, más aún, con el emocionante fin de semana que disputará a partir del 14 de este mes en Málaga cuando los ocho mejores clasificados peleen por el entorchado de la Copa del Rey.

Pero antes la visita al campo del Manresa. 14º clasificado no pasa por un buen momento tras caer eliminado de la misma competición europea que disputan los aragoneses. Como no podía ser de otra forma, cayeron con honores, en gran medida por la mano que dirige el banquillo catalán. Pedro Martínez es uno de los mejores entrenadores que han ocupado los asientos de la ACB en la última década. Ganador de la Liga Endesa en la temporada 2016-2017, imprime a sus equipos energía e intensidad a todos los niveles. Tanto plantilla como cuerpo técnico y afición mantienen un feeling competitivo que cala en los equipos que visitan el Nou Congost.

De esta cohesión participan jugadores importantes más allá de su buen o mal momento de forma. Dani Pérez, Luke Nelson y la llegada Cvetkovic son los encargados de llevar la dirección de un equipo, que sufre en sus porcentajes de tiro exterior. En posiciones interiores, Eulis Báez y Kravish son dos hombres peligrosos dentro de la pintura, que harán sufrir al equipo zaragozano en una asignatura pendiente, el rebote. Una de las penitencias que ha tenido que pagar el equipo tras la baja de Justiz ha sido la pérdida de presencia en el rebote. Fisac ha movido la rotación del equipo con la intención de solventar este problema y lo ha conseguido gracias al gran momento de sus aleros. Pero no es suficiente y urge la llegada de un pívot similar a las características del cubano.

Una puesta a punto antes de la Copa para comprobar si el equipo sufre de mal de altura cuando puede colocarse en lo alto de la tabla. El Casademont nos ha acostumbrado ya a tirar la puerta abajo de cada propósito que se le pone por delante.