Es una carrera de cifras, lo es desde su nombre, las 500 Millas,804,6 kilómetros que separan a los pilotos del triunfo en una carrera de más de tres horas, consiete u ocho paradas en box, con cuatro o cinco neutralizaciones; Es un acontecimiento de números: Alrededor de 350.000 espectadores en las gradas, el mayor aforo en directo que se pueda reunir. Es una tradición que llega a su 101 edición, más de un siglo de historia, resumida una una yarda (poco menos de un metro) de ladrillo, la brickyard, situada en la línea de meta como vestigio de la antigua superficie de este óvalo en el que el español Fernando Alonso ha plantado sus ojos para hacer más grande su palmarés. Otro número revela las posibilidades del asturiano: Las casas de apuestas le dan como favorito al triunfo.

LA VIEJA TRADICIÓN DE LA INDY

Alonso disfrutará de sus últimas vueltas de ensayo esta tarde-noche en España, en el carbday, el día de la carburación, un vestigio más de la centenaria historia que suena como un anacronismo en la era de la inyección y preinyección electrónica. Es el nombre para la jornada en la que desde hace 101 años, se realizan los ajustes más finos en los monoplazas de cara a la carrera del domingo. El sábado está dedicado al desfile de todos los pilotos por la ciudad de Indianápolis al más puro estilo americano, otro vestigio de una época en la que los preparativos y la celebración de la prueba se alargaba todo el mes de mayo. Aunque el verdadero desfile es el de todo tipo de motorhomes, caravanas, camiones y motos en su acceso a los miles y miles de metros cuadrados dedicados al caravaning, la modalidad de alojamiento preferida para los 350.000 espectadores que acudirán alIndianápolis Motor Speedway.

Esa forma de vivir las carreras llamó la atención de Alonso cuando llegó, por primera vez, a Indianápolis en 2001, en su primer año en F-1, al volante de un Minardi. Desde entonces, siente fascinación por este país, aunque los resultados nunca le acompañaron en el continente americano en F-1, ni en Estados Unicos —primero en Indianápolis y, después, en Austin (Texas)— ni en Canadá, ni en Brasil. “Bueno, ahora llega la gira americana en la que no suelo tener nada de suerte”, solía advertir, a la hora de hacer cálculos de puntos en plena lucha por los títulos de 2005, 2006, 2007, 2010 0 2012.

SENNA, EN LA MENTE DE ALONSO

Durante muchos años ha elegido Estados Unidos como lugar de vacaciones, durante muchos días ha releído la traición del motor en América y su interacción con la F-1. Jacques Villeneuve, el que fue su compañero en Renault (2006), llegó a la F-1 y se proclamó campeón antes de serlo en la Indy. Niguel Mansell, Nelson Piquet, Mario Andretti o Emerson Fitippaldi probaron fortuna después de la F-1. Jackie Stewart, Jochen Rindt, Jack Brabham probaron en los 60, al igual que Jim Clark que, como Alonso, renunció a correr el GP de Mónaco de F-1 para acudir a Indianápolis.

Pero hay dos nombres fijados en la cabeza de Alonso. El primero, cómo no, es el de Ayrton Senna, que hizo su aproximación —al final no corrió— cuando como Alonso, McLaren y Honda no le daban un coche competitivo en F-1. Y, sobre todo, el de Graham Hill, el único poseedor de las victorias en el GP de Mónaco de F-1, 24 Horas de Le Mans y la 500 Millas, ese título, la Triple Corona, que se le ha puesto entre ceja y ceja al asturiano para “poder demostrar que soy el piloto más completo”.

Al asturiano no solo le atrae la Triple Corona, o la tradición de las 500 Millas, también la repercusión mediática que despierta. “En elpaddock de Baréin o Rusia, solo se hablaba de las 500 millas…” dice con una sonrisa. Pilotos, jefes de equipos, patrocinadores, propietarios… todos hablando del viaje, el reto, la aventura del Nanoen EEUU. El seguimiento de los entrenamientos libres de la Indy se ha multiplicado exponencialmente fuera y dentro de Estados Unidos, ha sido trending topic en las redes. “Ha propiciado más tráfico en las redes que un título en F-1”, desvela Luis García Abad, su mánager y experto en mercadotecnia. Tanto es así, que en estos días, el equipo McLaren Honda Andretti ha incorporado dos nuevos patrocinadores.

LA PERICIA DEL BICAMPEÓN ESPAÑOL

Incluso el titular del asiento que este fin de semana ocupa Alonso en el equipo Andretti, Stefan Wilson, no dudó ni un minuto en ceder su plaza a Alonso “por el bien del equipo y de las 500 Millas”. Se podría decir que los 32 pilotos con los que Alonso compartirá parrilla el domingo quieren ganar la prueba, pero de no hacerlo, cada uno de ellos prefieren que lo haga Alonso.

PROPIETARIO DE EQUIPO

"Alonso ha hecho una adaptación y entrenamientos fantásticos, con mucha, mucha cabeza. Nunca ha arriesgado, pero siempre le ha sacado una centésima más a nuestro coche"

Pero es una tarea complicada. Es difícil para un novato. El asturiano ha entrenado todo lo que ha podido y ha cumplido con creces las expectativas clasificando quinto. “Nunca ha arriesgado pero ha ido sacado cada centésima del coche”, dice Mario Andretti, ganador de las 500 Millas y del mundial de F-1, padre de Michael, propietario del equipo, abuelo de Marco, compañero de Alonso. “Pero habrá situaciones en carrera de rebufos, de ataques, de desgaste de neumáticos… muchas situaciones que no he vivido y que tendré que intuir, que tendré que inventar para sacar el máximo partido”, asegura Alonso entre entrenamiento y entrenamiento, de un evento a otro por esta pequeña y aburrida ciudad situada en el mapa gracias a la prueba automovilística.

Todos, los pilotos, los jefes de equipos, los expilotos, saben de la dificultad que entraña, pero nadie descarta a Alonso para el triunfo. Es más, las casas de apuestas americanas, ya le sitúan, a falta dos días, como máximo favorito al triunfo. La puesta de Alonso ganador es la que menos se paga entre los 33 pilotos. Solo el poleman, Scott Dixon —cuatro títulos en la Indy y vencedor de las 500 Millas— se paga tan poco como Alonso: 7,5 dólares.