El Real Madrid consiguió salir vivo de Kiev y mantener intactas sus opciones de estar en los octavos de final de la Liga de Campeones, al arrancar un empate (2-2) en un partido que tuvo prácticamente perdido cuando el Dinamo se situó con un 2-0 antes de la media hora de juego.

Una vez más, lo mejor para el conjunto madridista fue el resultado final, que le permite depender de sí mismo para superar esta liguilla, porque el juego realizado volvió a ser muy pobre a pesar de que fue el dueño del balón durante la mayor parte de la contienda.

En esta ocasión, a su favor se presenta la capacidad de reacción después de ver cómo el Dinamo de Kiev aprovechaba todo lo que había fallado en la anterior jornada en el estadio Santiago Bernabéu, aunque bien es verdad que también falló alguna que otra gran ocasión, en la que se estrelló de nuevo ante Iker Casillas.

El otro artífice de este empate ante los ucranianos fue Raúl González. El capitán del Real Madrid, en una labor abnegada y sacrificada, trabajó a destajo en el medio del campo, tanto para construir como para destruir. Y en esta ocasión, además, lo adornó con el primer gol, al batir con un disparo colocado a Shovkovskyi, y con el pase a Ronaldo que significó el penalti del 2-2 con la consiguiente transformación por parte del portugués Luis Figo.