Tras aguardar tres días consecutivos su turno en las instalaciones de la Policía Judicial, Valentim Loureiro, Presidente de la Liga Portuguesa de Fútbol Profesional, declaró ayer a lo largo de todo el día en el Tribunal de Gondomar, municipio del que también es alcalde. Loureiro, que fue detenido junto a otras quince personas, árbitros y dirigentes deportivos, el pasado miércoles, es sospechoso de crímenes de corrupción, falsificación de documentos y tráfico de influencias políticas y deportivas.

Los principales medios de comunicación portugueses han avanzado que gran parte del material con que cuenta el Ministerio Público para incriminar al Presidente de la Liga se basa en escuchas telefónicas. Al parecer, durante los años 2002 y 2003, Valentim Loureiro ha mantenido contacto telefónico con algunos miembros del Gobierno, entre ellos, el Secretario de Estado de Pesca, que ha desmentido "cualquier tipo de favoritismo para con la empresa de la que Loureiro es socio".

Además, en el proceso aparecen los nombres de Pinto da Costa, Presidente del Porto, y Hernani Silva, Presidente del Pa§os de Ferreira, a los que Loureiro habría favorecido en procesos pendientes de la Comisión Disciplinaria de la Liga. Junto a estos nombres también aparecen otros de empresarios portugueses, a los que Loureiro habría concedido licencias para obras gubernamentales, a cambio de favores para él, para el Boavista, del que es Presidente Honorífico, y para la Liga.

Este fin de semana tendrán que concluirse los interrogatorios. Nueve de los sospechosos ya han sido puestos en libertad condicional. Entre ellos se encuentra el Presidente del Consejo de Arbitraje de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF), Pinto de Sousa, acusado de 21 crímenes, 17 de corrupción pasiva para actos ilícitos, lo que podría suponerle una pena de uno a ocho años de prisión. Pinto de Sousa ya ha anunciado la dimisión, al igual que lo han hecho otros cuatro miembros del Consejo de Arbitraje, involucrados en el caso Silbato Dorado .

La investigación, que ha provocado la detención de estas 16 personas, comenzó hace un año, tras la denuncia de irregularidades en un partido del Gondomar. El primer ministro portugués, Durao Barroso, dice que "confia en todos los miembros de su gobierno" y que "no va a comentar nada".